Rebanadas / Sabores españoles

AutorCony Delantal

Casa de Castilla

Como hace algunos días nos habíamos quedado con las ganas de ir a la Casa de Castilla, no quisimos dejar pasar mucho tiempo para visitarla. Por eso, ni tardos ni perezosos, con una reservación hecha previamente, fuimos con mucho ánimo, esta vez entre semana mi marido y yo.

En un plan más bien romántico, llegamos a Revolución 1465 en San Ángel, donde fuimos recibidos desde el primer momento con mucha cordialidad por parte de la hostess.

Una vez instalados en este restaurante, corroboramos que se caracteriza por ser acogedor y pretende recrear el ambiente de una casa de campo señorial de la Castilla medieval con una mezcla atinada de elementos arquitectónicos como piedra, ladrillo, teja y madera oscura, la cual, por cierto, contrasta con las paredes blancas en sus dos pisos.

Como comentario, cuentan con dos salones privados para reuniones que pueden ser familiares o de negocios. Ahí encuentras más privacidad. Pensaré en sugerirlo a mis amigas para nuestra ya tradicional comida navideña.

En fin, para abrir boca no podíamos elegir otra cosa que no fuera la Delicia de King Crab con salsa tártara, platillo que consiste en unas manos de cangrejo empanizadas. Así que, a pesar de que nuestra expectativa era grande, cumplieron con ella.

Como normalmente nos ocurre en este restaurante, sus entradas nos resultaron demasiado seductoras como para nada más pedir una, así que también ordenamos los espárragos de $135. Los sirven fríos y resultan un atinado comienzo.

La verdad es que en todo momento se desviven en atenciones. Todo el personal es muy cálido y gentil, principalmente su gerente, Miguel González de Cosío, que además de estar al pie del cañón te hace sentir como en tu casa.

Y la recomendación obligada para los que son fumadores es que vayan a una bonita terraza en su segundo piso, donde no dejan que se sienten los niños, lo cual me parece una medida bastante inteligente.

Y hablando de los pequeños, aunque en esta ocasión no la aprovechamos, tienen una área donde los entretienen, la cual funciona los fines de semana y días festivos. Cuentan con personal especializado que los trata muy bien y, por cierto, en Casa de Castilla no te cobran por este servicio; sólo das una propinita.

En la calidez de este sitio pudimos platicar largo y tendido mientras degustábamos el tinto español que eligió mi marido, un Pago de Capellanes de $520 que resultó un muy buen acompañante para nuestros platillos.

Como principales, él eligió un Lechón asado...

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