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Rebanadas / Hay que volver a los clásicos

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Vincent
AutorCony Delantal

Uno de los restaurantes que más extrañaba, tanto por la calidad de la cocina como por su esmerada atención, es El Cardenal. Añoraba los desayunos en la hermosa casona de San Ángel; afortunadamente, volvieron a encender sus fogones desde que las autoridades así lo permitieron.

Con ganas de volver a probar su cocina, llamé a la sucursal que se encuentra sobre la famosa Avenida de la Paz, pero ya no había lugar para una pareja más. Como están cuidando guardar distancia entre los comensales, me recomendaron reservar en la sucursal de la colonia Nápoles.

Ésta, de arquitectura más moderna y con poco menos de un año de haber abierto sus puertas, se encuentra en el número 36 de Avenida del Parque, dentro de Plaza Dakota. Muy poco movimiento encontramos en las instalaciones del centro comercial, que alberga en el primer piso al emblemático restaurante de cocina mexicana.

El Cardenal tiene entrada por la plaza y a pie de calle, así que es de fácil acceso. Un edificio de cristal con grandes ventanales enmarca al restaurante, que está dividido en dos plantas. En esta visita, optamos por sentarnos en el segundo piso, donde reinaba un ambiente de lo más apacible.

Con sus tradicionales escamoles al epazote ($300), mi marido y yo abrimos boca. A este platillo, tan querido desde tiempos prehispánicos, no le hizo falta nada más que una buena salsa y una tortilla caliente. Nos parecieron, como siempre, deliciosos.

Poco a poco, y mientras mi querido ordenaba una sopa de rancho ($90), el restaurante se fue llenando de comensales que, tal como nosotros, querían disfrutar una buena comida mexicana. La sopa que pronto estaba en la mesa, y que es un clásico del lugar, le encantó por el sabor que nace del queso fresco de rancho, el aguacate con salsa verde y las crujientes tiras de tortilla. Apenas para el frío que hacía.

Uno de mis platillos predilectos de este lugar es la lengua en salsa molcajeteada ($260), y fue el que elegí como principal. Era exquisito, de consistencia perfecta y con el picante ideal para disfrutar cada bocado. Para acompañar, pedí que me sirvieran una guarnición de verduras (brócoli y zanahorias) ricas y frescas.

Notamos que el servicio en esta sucursal es un poco más rápido que en otras, quizá porque también nuestros hábitos de sobremesa han cambiado. Antes, solíamos estar un largo rato compartiendo en familia, pero, ahora...

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