Reciben 'permiso' y 'bendiciones'

AutorDora Luz Haw

Con rostros y espaldas ardidas por un sol violento; ampollas en los pies producto de caminar más de cuatro kilómetros con tacones y sandalias sobre grava, y niños exhaustos al punto de desplomarse en el piso suplicando descansar un poco, así terminó ayer el ensayo del segmento La gran nación mexicana, en Teotihuacán.

Más de mil 200 bailarines y músicos de diversas regiones del País, portaron en esta zona arqueológica los trajes, ornamentos e instrumentos con los que hoy desfilarán sobre Reforma y el Zócalo, como parte de los festejos del Bicentenario.

Su presencia ahí, planeada por Horacio Lecona, director escénico de este fragmento del desfile, tenía dos objetivos: Por un lado, hacer un ensayo general de su participación en esta marcha artística que se realiza bajo la batuta del showman australiano Ric Birch, así como presenciar una ceremonia de supuestos "abuelos de México" y "chamanes".

Trasladados en decenas de camiones, comenzaron a llegar al mediodía a la Calzada de los Muertos, donde entusiastas y orgullosos de sus tradiciones, bailaban y tocaban para mostrar al resto de los invitados, la belleza de sus costumbres.

Los sonorenses danzaban con la animosa banda michoacana; los tamaulipecos se tomaban fotografías con los tlaxcaltecas y los yucatecos con los rarámuris; incluso un intérprete de los matachines de Sonora retó al zapateado a un bailarín de los kúrpites de Michoacán.

Muchos llevaban máscaras, pelucas, plumas, pesados trajes adornados con chaquiras y lentejuelas, diversos instrumentos, machetes, animales disecados, látigos, abanicos y un sinnúmero de aditamentos, que formaban una constelación multicolor.

Los turistas no daban crédito. No entendían qué sucedía pero se...

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