Reconstrucción de Notre Dame

AutorJorge Gamboa de Buen

JORGE GAMBOA DE BUEN

ARQUITECTO Y MAESTRO EN PLANEACIÓN URBANA

Macron reaccionó rápido. Todavía no se apagaban los rescoldos del techo y la aguja de Nuestra Señora de París cuando, alentado por los donativos millonarios de los hombres más ricos de Francia, ya había anunciado una reconstrucción que duraría seis años (si una refinería se puede hacer en tres, ciertamente lo logrará) y un concurso de arquitectura internacional para el proyecto.

La reconstrucción de Notre Dame va a dar mucho de que hablar. Existen desde las visiones de dejarla en ruinas como monumento a la decadencia de Occidente y de la Iglesia católica hasta una reconstrucción contemporánea de cristal y acero.

El debate no será menor, los conservacionistas querrán reconstruirla exactamente como era antes del incendio -lo que los críticos llaman un "falso histórico"- y otros, como Norman Foster, piensan que la reconstrucción es "una oportunidad extraordinaria", me imagino que pensando en el éxito que tuvo la adición de su cúpula contemporánea al Reichstag en Berlín, destruido en un incendio provocado, pero nunca aclarado, en 1933. Por cierto, esta cúpula terminada en 1999 sobre un edificio construido 100 años antes se ha convertido en uno de los sitios más visitados de la ciudad.

Varios despachos de arquitectos han subido a sus páginas web propuestas de todo tipo. La mayoría harán enfurecer a los ortodoxos de la conservación.

Un enfoque intermedio, que aplica muchas de las convenciones internacionales en materia de restauración, propone reconstruir los elementos arquitectónicos con la misma forma pero diferente material o, por lo menos, color. Esta tímida fórmula es la que aplican en México el INAH y el INBA.

Si nos atenemos a la historia, paradójicamente, Notre Dame sería reconstruida de manera diferente a la que se incendió. Las catedrales, más que otros edificios, han evolucionado a lo largo de los siglos. La misma aguja de Notre Dame, portento de la edificación en madera -por eso ardió de manera sublime- fue añadida apenas en el siglo 19 (1860) por el gran arquitecto y teórico francés Viollet Le Duc.

Otra paradoja es que fue Viollet Le Duc quien estructuró las teorías de conservación de edificios que antes del siglo 19 no existían. Los edificios de todo tipo eran modificados y sustituidos por otros sin ninguna consideración por su antigüedad.

Con ese criterio, ¿historicista? la iglesia...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR