Reconstruyen el pasado

AutorSilvia Isabel Gámez

La fuerza de la literatura y el oficio del historiador pueden lograr que la ficción se confunda con la realidad. Tomás Eloy Martínez imaginó en Santa Evita que Eva Duarte, al conocer a Perón, le susurraba: "Coronel, gracias por existir".

Esta frase de origen ilegítimo quedó grabada sobre mármol en un museo dedicado al peronismo. Qué es historia, qué es ficción, se preguntaba el autor argentino.

"Cada vez las fronteras entre los dos géneros son menos claras", escribió.

En su casa de Chimalistac, Ignacio Solares cuenta que cree haber encontrado la clave de la muerte de Bernardo Reyes a las puertas de Palacio Nacional.

"Por primera vez estoy abordando algo en lo que creía profundamente: que para conocer totalmente a un hombre, hay que saber sus sueños", afirma el escritor.

Su nueva novela, que calcula aparecerá a principios de 2014, lleva por título Un sueño de Bernardo Reyes. La trama detonó cuando leyó que, debido a los efectos de una malaria, el general sufría fiebres altas que le provocaban pesadillas.

"Ahí fue donde prendió una chispita: Reyes tiene un sueño premonitorio, ve el Cuartelazo, lo que va a provocar Madero con su debilidad, por eso se lanza a la muerte", explica.

La Revolución ha sido su puerta de entrada a la historia, con obras como La noche de Ángeles, Madero, el otro; El jefe máximo, Columbus... Los novelistas, dice, también están escribiendo la historia. Y pone un ejemplo: "El golpe a Excélsior no significó el triunfo de Echeverría, sino su derrota en Los periodistas, de Vicente Leñero. Nunca se repuso de eso".

Leonardo Padura, autor de libros como El hombre que amaba a los perros y La novela de mi vida, ha hecho de la historia un elemento infaltable en su obra.

"Creo que sí", reconoce, "incluso en las de asunto contemporáneo, pues nada ocurre sólo porque desea ocurrir, sino porque puede, debe, tiene que ocurrir, de acuerdo con determinadas condiciones o necesidades históricas".

Padura, como Solares, se informa a profundidad sobre los hechos y personajes de los que va a escribir, reuniendo una bibliografía extensa que después se extiende en sus libreros.

Para escribir Madero, el otro, Solares llenó cerca de 25 fólders con fotocopias de libros, rigurosamente clasificados, que hoy forman parte de un archivo que algún día donará a la UNAM.

"Pienso que me he hecho más adicto a los asuntos que ocurren en un tiempo 'histórico'", dice Padura, "pero siempre con la intención de verlos y completar su significación desde el presente. No me interesa la historia per se, sino por lo que dice de mi tiempo, mi situación actual".

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Otra cosa es la mirada del historiador...

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