Recuerdan al rebelde

AutorYanireth Israde

El retrato monumental del escritor Fernando del Paso -introspectivo, despojado de anteojos, brazos en cruz- dominaba el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes durante el homenaje luctuoso que ofreció la Secretaría de Cultura para despedir al narrador, la tarde de ayer.

La titular de la dependencia, María Cristina García Cepeda, y su relevo, Alejandra Frausto, coincidieron en el recinto, tupido de flores blancas con acentos violetas que recordaban la proverbial elegancia y las audacias cromáticas en los atuendos del escritor fallecido en Guadalajara este 14 de noviembre.

Los estallidos de color en Bellas Artes no provenían sólo de los ramilletes violáceos, sino también de los incendiarios puños de la humanidad libre, el personaje del mural Nueva democracia, de David Alfaro Siqueiros, que asomaba discreto tras el retrato de Fernando del Paso en blanco y negro, obra del fotógrafo Rogelio Cuéllar.

De rojo vistió Alejandro del Paso, hijo del narrador, sobresaliente en la densidad del negro luctuoso porque además condujo la platinada urna con las cenizas de su padre hasta el pedestal donde fueron honradas entre efusivos aplausos.

Desde el piso superior un grupo musical interpretaba Canon en Re mayor, de Pachelbel, como parte de una selección con las obras predilectas del novelista, entre ellas Los conciertos de Brandeburgo, de Bach, y El trovador, de Verdi.

"Hace 50 años mi padre vino a este bello recinto a dar una plática sobre su obra y su vida; entonces era un joven escritor que sólo había escrito -y digo con ironía 'sólo'- José Trigo. En ese momento también había superado un cáncer mortal: vivió 50 años más plenos, llenos de amor, de creación y de generosidad", dijo Paulina del Paso.

Los adioses al autor de Noticias del Imperio, amplificados por el micrófono, se intercalaron con las sucesivas guardias de honor que montaron los asistentes.

La primera, con Socorro Gordillo, viuda del también pintor y los hijos de la pareja, Adriana, Alejandro y Paulina, así como autoridades culturales; las subsecuentes, con autores como Adolfo Castañón, Gonzalo Celorio y Vicente Quirarte, miembros todos de la Academia Mexicana de la Lengua, a la que perteneció Del Paso.

Cristina Pacheco y Silvia Lemus arroparon a Gordillo: sus maridos habían compartido el Premio Cervantes: ahora, ausentes José Emilio, Carlos y Fernando, alargaban ellas los brazos para repartirse consuelo.

También María José...

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