Redescubrir el pasado

Reforma/Redacción

CAMPECHE.- Imaginar la vida de los antiguos pueblos en esas impresionantes ciudades capitales como Edzná y Calakmul no es difícil una vez que se está ahí, frente a esa arquitectura adelantada a su tiempo que murmura e incita a descifrar la historia.

La fortuna de poder visitarlas y toparse con el arqueólogo del sitio es enriquecedor. Igual confiesa con franqueza no haber encontrado el significado certero de alguna estela o friso, que se emociona relatando los avances en la investigación y comparte sus nuevos descubrimientos. Escucharlo hablar hace más fácil la comprensión de la compleja organización política, económica y social que en otro tiempo fuera un crucigrama.

La mayoría de los asentamientos reflejan la estratificación social. A la clase noble, formada por los señores, sacerdotes y quizás los comerciantes, le correspondía la dirigencia civil y agrícola, el sacerdocio, los altos niveles burocráticos, la sabiduría, la escritura y la ciencia.

A éstos se les atribuía la propiedad privada. El resto de las tierras se dividían en las pertenecientes al estado, la propiedad comunal y la de los pueblos subyugados a las capitales regionales como Edzná o "casa de los itzaés", que es la zona más importante del centro-oriente de Campeche, y Calakmul o "montículos adyacentes", que se encuentra localizada dentro de la reserva de la biosfera del mismo nombre.

w Sitios sobresalientes

De Edzná hay que admirar su extensa red hidráulica que consta de 33 canales, la Gran Acrópolis, donde se encuentran el edificio de los Cinco Pisos, el Templo del Norte, la Casa de la Luna y otros cinco edificios adyacentes a los antes mencionados.

Aun cuando suena tan atractivo, Edzná es sólo una probada de la majestuosidad maya que se muestra en Calakmul, que para llegar a él hay que recorrer 60 kilómetros en un camino rodeado por la densa selva media, donde todavía se escuchan los gruñidos de los saraguatos y se siente el espíritu del jaguar, rey en este paraíso agreste.

Una vez que se llega a la entrada del sitio hay que caminar por un pequeño sendero para llegar a las primeras edificaciones; los olores que emanan de la vegetación y la expectativa de encontrarse con algún animal silvestre hacen que el corazón se acelere.

La aparición de las pirámides rodeadas de selva hacen que el ambiente se llene de un misticismo tal como si aún rondara el espíritu de los antiguos mayas y sus dioses. Al estar frente a ellas se puede comprender mejor su rivalidad con...

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