Un reencuentro con las raíces mexicanas

AutorRubén Hernández

La creación de una arquitectura que quite peso a los edificios y se ocupe en favorecer la calidad de vida de los usuarios y su relación con el entorno natural y cultural es una de las preocupaciones del arquitecto Juan José Díaz Infante, ganador de la Medalla Luis Barragán a la Práctica Profesional 2003, otorgada por el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.

Durante la ceremonia de entrega, realizada en la casa de Díaz Infante en la colonia Condesa, la arquitecta Rocío Ruiz Sales, miembro del comité evaluador, destacó el interés del homenajeado en la realización de un diseño congruente con la estética y las necesidades de México, así como su propósito continuo por participar en la formación de nuevas generaciones de arquitectos acorde con esta filosofía de trabajo.

Por su parte, Díaz Infante resaltó que señalar y adjetivar a un miembro de la profesión con una insignia que lleva el nombre de Luis Barragán es conferir un voto de confianza a la vocación de servicio y la responsabilidad que pueda mostrarse a lo largo de los años de carrera.

"La figura de Barragán siempre nos remitirá a un gesto de total honestidad en un mundo cambiante y competitivo. Fue un personaje que marcó un hito en la arquitectura del mundo y que nos enseñó antes que nada a ser congruentes con nuestra realidad.

"Siempre lo consideré un buen amigo y lo sigo catalogando como mi maestro. Nos dio una enorme lección de vida y trabajo, ya que realizó obras portententosas, como cambiar el perfil del Pedregal de San Angel. Era un hombre con una visión cósmica, que amaba el muro y el silencio", manifestó Díaz Infante en entrevista para REFORMA.

Añadió que sus andares por el mundo lo llevaron a revalorar las esencias mexicanas, como ocurrió con su viaje a Marruecos, donde la estética y las formas de vida autóctonas le dieron una nueva lectura del universo cultural de grupos como los chamulas, de Chiapas.

Hay que voltear hacia México

Maestro de generaciones y expositor de un concepto arquitectónico que tiene a la ligereza, al cambio y a la reducción de los elementos superfluos, Díaz Infante se define como un arquitecto cuyo estilo es no tener estilo, y para quien el concepto de eternidad sólo puede entenderse a partir de lo que perdura a través del cambio constante.

"Hay una persistencia en crear obras inamovibles, inmutables; pero si la Tierra se mueve, ¿por qué la arquitectura no habría de hacerlo? Todos los días nos cambiamos de ropa...

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