Reflexiones / La amenaza de la deflación

AutorMauricio González

Con excepción de Japón (en la última década), el resto del mundo no ha experimentado una deflación desde la época de la gran depresión hace más de 70 años.

La deflación es lo contrario de la inflación, o sea el descenso generalizado y continuo de los precios en la economía. Si la inflación se considera un mal, es común que lo opuesto a esto pueda interpretarse como algo bueno. Nada más alejado de la realidad.

El descenso de los precios puede convertirse en un enfermedad económica seria, con consecuencias devastadoras como más adelante se comenta. Cabe resaltar que la deflación es distinta a la desinflación o a la disminución de los precios de ciertos satisfactores individuales.

La desinflación significa un aminoramiento en el ritmo de aumento de los precios. Es uno de los logros que México ha experimentado en los últimos 7 años. Año tras año los precios de las mercancías y servicios han aumentado, pero cada vez menos. El objetivo de las autoridades monetarias es que nuestro País iguale el aumento de su nivel de precios con el observado en EU.

Afortunadamente ya nos falta poco para que eso suceda, con suerte un par de años. Por su parte, la disminución de precios de ciertas mercancías es algo favorable para el consumidor que las adquiere. Es el caso de los televisores, computadoras, aparatos de línea blanca, telecomunicaciones, combustibles (fuera de México), etc.

El descenso de precios de estos productos posibilita que los demandantes los obtengan y simultáneamente preserven un remanente en sus ingresos o en su presupuesto para destinarlo a otras compras o a incrementar su ahorro. Nada parecido ocurre cuando la deflación hace acto de presencia. La palabra clave en la definición de este concepto es "generalizado". Cuando todos los precios en la economía observan una tendencia a la baja -aún cuando en unos ocurra a mayor ritmo que otros- la economía sufre grandes estragos.

El primero y quizá uno de los más importantes, es que se crea un círculo vicioso en el que los individuos y empresas dejan de consumir (gastar), en espera que los precios de los artículos de su interés desciendan y a su vez los precios en la economía bajan por la falta de demanda de esas mismas mercancías y servicios. Esta espiral se retroalimenta y produce entonces una caída en la producción, que eventualmente se traduce en una pérdida de ingresos para los individuos.

Es una racionalidad ajena a lo que la mayor parte del mundo ha experimentado en los pasados 30 años, en...

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