Reforma Eléctrica: Los dilemas de la apertura

AutorRafael Vergara

En contraste con la expropiación de la industria petrolera, que ocurrió a finales de los años treinta, la industria eléctrica tardó 20 años más en nacionalizarse. El 27 de septiembre de 1960 el presidente Adolfo López Mateos prácticamente expropió por completo la industria, sólo con adherir al artículo 27 el párrafo correspondiente a la exclusividad del Estado para explotar la industria eléctrica, la generación, conducción, producción, transformación, distribución y abastecimiento de energía en el país quedaron en un monopolio por parte del Estado.

En México, compañías canadienses y americanas iniciaron la producción de energía eléctrica a finales del siglo XIX. Fue hasta 1933 que se creó la Comisión Federal de Electricidad, misma que durante 27 años coexistió con las empresas extranjeras. Después del surgimiento de la CFE, las compañías foráneas no expandieron su capacidad de producción ni su servicio a nivel nacional y por lo tanto, López Mateos determinó la nacionalización de la industria eléctrica en 1960.

Antes de la nacionalización, tres compañías proveían de casi la mitad de la energía eléctrica al país. Según datos de la propia CFE esa compañía aportaba el 54 por ciento de la producción total, mientras que la Mexican Light and Power Company proveía del 25 por ciento, la American and Foreign Power Company el 12 por ciento y otras compañías aportaban el restante. Después de la nacionalización, la CFE fue la única fuente de producción, generación y distribución de energía en el país.

Es un hecho que la Comisión Federal de Electricidad constituye un monopolio en la producción, trasmisión y distribución de energía. Un monopolio se caracteriza porque sus costos marginales de producción son mayores que los costos marginales en una industria competitiva y por una menor cantidad producida. En un monopolio se produce menos a un mayor costo.

Ahora bien, los costos fijos de inversión de una industria como la eléctrica son muy altos. Debido a esos costos se ha argumentado que ese tipo de industrias constituyen un inminente monopolio natural. Por la cantidad de inversión inicial, sólo gobiernos o empresas con un gran capital pueden desarrollar unidades de producción de energía eléctrica con capacidades relativamente altas de producción energética.

Sin embargo cuando se crea un monopolio, los consumidores tienen que pagar altos precios y la cantidad ofrecida es menor a lo que pudiera generar una industria competitiva. En el caso particular de la energía eléctrica como ésta constituye un insumo para el desarrollo de actividades y productos básicos, la cantidad de kilowatts en el mercado limita la cantidad de bienes y servicios...

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