Reinaldo Arenas: Una figura de la transgresión

AutorSilvia Isabel Gámez

Exiliado a la fuerza, el escritor cubano Reinaldo Arenas transformó el estigma de ser homosexual en una "descarnada exaltación". A la virulenta denigración de su identidad, el cubano respondió en su literatura con el gozo de la transgresión, la carencia de ataduras, la pasión falocéntrica.

Carlos Monsiváis conoció a Arenas (Holguín, 1943-Nueva York, 1990) en La Habana de 1967, donde durante varios días lo escuchó referirse a los múltiples agravios del socialismo de Fidel Castro contra los homosexuales, una práctica en aquella época comparable al delito de alta traición.

Más de tres décadas después, el reciente ganador del Premio Anagrama de Ensayo habló sobre su vida y su obra en el ciclo "Figuras del exilio", que se realiza en la Casa Refugio de Citlaltépetl. "A lo largo de sus nueve novelas, sus poemas, cuentos y ensayos, Arenas es compulsivo, amoroso, agresivo, cruelmente autobiográfico", comentó Monsiváis.

La "trayectoria personal" vuelta literatura se impone sobre la vida "amarga y trituradora", y un país, Cuba, dominado por la tiranía.

En Vidas para leerlas, Guillermo Cabrera Infante escribe: "Tres pasiones rigieron la vida y la muerte de Reinaldo Arenas: la literatura no como juego sino como fuego que consume, el sexo pasivo y la política activa".

Monsiváis consideró que la mitología del placer que forma parte de su obra, sirve a Arenas para levantar un muro de contención a la dictadura de Castro, a la cárcel, a la homofobia, a la traición de los débiles, a la sumisión del pueblo, a la enfermedad y a la insaciabilidad erótica.

Arenas -"(un hombre) tosco, rudo, audaz, que no conoció nunca el miedo", según Cabrera Infante- es un autor obsesivamente cubano.

Para Arenas, su país representa a un tiempo el universo carcelario y la nostalgia del porvenir, aseguró Monsiváis.

El autor de Celestino antes del alba, El palacio de las blanquísimas mofetas y El mundo alucinante, agregó, trata la épica y la antiépica del exilio.

"El exilio interno o externo como suplicio y como elección de capacidad crítica y de heroísmo".

La literatura de Arenas, influida poderosamente por Jean Genet, busca construir el eje de una mirada nueva, dijo, donde la diferencia esté en el centro y en la capacidad para resistir las visiones más ácidas y más acres de sí mismo.

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