Para relajar el espíritu

AutorIvett Rangel

RIVIERA NAYARIT.- Al dejar atrás Sayulita, de regreso en la Carretera Federal 200, hay que seguir hacia el norte para conocer San Francisco y Lo de Marcos y luego hacia al sur para visitar Punta de Mita, La Cruz de Huanacaxtle y Bucerías.

Cada pueblo costero tiene una personalidad única, pero todos comparten un espíritu relajado, donde la norma para los "de fuera" es gozar bajo el sol y andar descalzo.

Sin embargo, al alejarse de las playas, de esas olas tan preciadas para los surfistas, surge la esencia de cada uno.

SAN FRANCISCO

San Pancho, como le llaman sus habitantes a este pueblo ("porque San Franciscos hay muchos, pero San Pancho sólo uno"), es el corazón cultural de la Riviera Nayarit gracias a los proyectos comunitarios.

Hace 10 años, el Centro Comunitario Educativo Entre Amigos transformó este rincón para siempre; varias de sus acciones están a la vista: cuenta con una ludoteca y una biblioteca, y murales en las plazas hechos con corcholatas por sus creadores.

También está, desde 2011, la escuela de artes el Circo de los Niños, donde 140 menores entrenan bajo la batuta del cofundador del Cirque du Soleil, Gilles Ste-Croix, quien vive aquí durante el invierno. Año tras año, se presenta un espectáculo circense, que cada vez adquiere más fama.

Y se encuentra la Casa de las Tortugas, la enfermería del Grupo Ecológico de la Costa Verde, que cuida de las tortugas marinas, entre otras especies en peligro de extinción en la costa del Pacífico.

Además, cada mañana se dan clases gratuitas de yoga en la plaza principal.

Y para que no haya duda de que se está en San Francisco, sobre la Avenida Tercer Mundo hay un puente rojo llamado Golden Gate que no cruza ninguna bahía, si acaso apenas una canaleta.

LO DE MARCOS

Llamado así en honor al santo, este pueblo se convierte en la respuesta para aquellos que buscan soledad y silencio.

Al andar por la calle Luis Echeverría, que conecta la carretera con la playa, salen al paso unas cuantas personas: un niño que saluda desde la ventana, dos señoras que caminan del lado de la sombra y un señor que da las buenas tardes inclinando la cabeza.

Alejado del bullicio turístico, a Lo de Marcos se va a comer un pescado zarandeado en alguno de los establecimientos de la extensa playa o a relajarse.

Lo que atrae más gente al pueblo: las clases de yoga sobre tablas de surf apenas ha amanecido y el mercado de productos orgánicos los sábados de noviembre a abril.

PUNTA DE MITA

Quienes llegan hasta aquí buscan...

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