Relega Holanda a prostitutas latinas

AutorInder Bugarin

REFORMA/ Holanda

AMSTERDAM.- El Gobierno holandés pasó a la historia el 1 de octubre del 2000 por ser el primero en legalizar el más ancestral de los oficios. Tres años después hay evidencias de que los resultados no han sido del todo positivos, particularmente para las mujeres latinas sin papeles que en la ilegalidad hoy más que nunca se sienten perseguidas y víctimas de los abusos de los "chulos".

Para las indocumentadas, las cosas no cambiaron, por el contrario la situación ha empeorado trágicamente. Son más intensas las intervenciones de la Policía, más severos los castigos para quien emplea ilegales y los pocos focos de prostitución ilícita, en su mayoría callejera, tienen los días contados con el actual Gobierno conservador.

El artículo 250-A del Código Penal holandés despenaliza la práctica de la prostitución para las mujeres con derecho a tener permiso de residencia en Holanda. El problema es para el resto de las mujeres provenientes de terceros países. Antes de entrar en vigor su presencia era tolerada, pero ahora son ilegales.

"La ley considera el trabajo sexual como cualquier otra profesión normal, en ese sentido las extranjeras deben de tener permiso de trabajo como el resto de los profesionales, de no ser del mercado común europeo el querer trabajar en Holanda resulta imposible", explicó Petra, que trabajó durante ocho años como prostituta y ahora es voluntaria en el Centro de Información sobre Prostitución.

Las empresas que empleen a personas extranjeras sin permiso están sujetas a una multa de 5 mil euros, por lo cual los burdeles ya no se atreven a dejarlas trabajar o las esconden, facilitando el maltrato. "Y el no tener control sobre tu situación es lo peor que te puede suceder" reconoció la antigua sexo servidora.

Anja, de la organización de asistencia social para prostitutas en Rótterdam (Humanitas), señaló que antes era más fácil contactar y ayudar a latinoamericanas activas en el circuito de la prostitución.

"Pero como ya no es posible trabajar como ilegal y la Policía tiene controladas a las mujeres, muchas se fueron a la clandestinidad, a trabajar en las calles, en lugares no públicos y más peligrosos. Permanecen desprotegidas y más vulnerables que nunca a la merced del crimen", agregó la trabajadora social que prefirió mantener su apellido en el anonimato.

Este ambiente enrarecido también ha llevado a callar a las organizaciones que trabajan directamente con las inmigrantes latinoamericanas, al considerar el tema...

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