Relicario de Historias / Sangre fría

AutorAlejandro Rosas

"Prudencia, sangre fría, seguridad de pulso y buena vista" no eran cualidades para ingresar al cuerpo de artilleros del Ejército mexicano ni mucho menos para pertenecer al Estado Mayor Presidencial, eran simplemente los requisitos que el "solicitante" debía cubrir para obtener una licencia de conducir de acuerdo con el "Reglamento de Automóviles" de 1903. No era nada fácil. La solicitud se presentaba ante el propio gobernador del Distrito Federal quien luego de revisarla, ordenaba un minucioso informe pericial del auto que el "solicitante" manejaría cotidianamente, "a fin de apreciar si el vehículo llena todas las condiciones de seguridad en sus piezas y muy especialmente en sus frenos". Una vez que el automóvil pasaba la inspección, el conductor -particular o de servicio público-- presentaba un examen de aptitud personal ante un ingeniero o "práctico mecánico" en el cual era necesario demostrar que tenía la "prudencia, sangre fría y seguridad de pulso" necesarias "para virar, según las circunstancias, la dirección del vehículo así como, llegado el caso, poner en obra con prontitud los medios para frenarlo y detenerlo". Si el auto era impulsado por motor de vapor de agua, el solicitante debía aprobar además un examen que lo acreditara como especialista en ese tipo de sistemas a fin de evitar posibles accidentes. El...

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