Relicario / La Puebla de Díaz

AutorAlejandro Rosas

El destino lo llevó tres veces a empuñar las armas en la ciudad de Puebla. El 5 de mayo de 1862, los franceses se presentaron frente a la ciudad de los ángeles y fueron rechazados en repetidas ocasiones por el ejército mexicano al mando de Ignacio Zaragoza. Fue la primera vez que Porfirio Díaz enfrentó a los monsieurs. Nadie esperaba el triunfo sobre el llamado "primer ejército del mundo". Ni siquiera Porfirio, quien años después escribiría en sus Memorias: "Esta victoria fue tan inesperada que nos sorprendimos verdaderamente con ella, y pareciéndome a mí que era un sueño, salí en la noche al campo para rectificar la verdad de los hechos con las conversaciones que los soldados tenían alrededor".

Un año después, con cerca de 28 mil hombres, los franceses regresaron a Puebla y el 16 de marzo pusieron sitio a la ciudad. Durante más de 60 días, el ejército mexicano defendió con valor cada bastión, cada edificio y cada calle poblana. El general Díaz, nuevamente en Puebla, parecía multiplicarse durante el sitio. Asistía a sus compañeros de armas, rechazaba al enemigo, avanzaba sobre alguna posición, se retiraba y volvía a la carga. Cada jornada representaba un acto de valentía.

"Hubo un instante solemne en que el ímpetu de la carga de los franceses en el patio de la casa desmoralizó a mis soldados... en esos momentos disparé contra los franceses un obús que tenía en el patio, cargado con metralla... y la descarga los desmoralizó, al grado de que abandonaron el patio que ya ocupaban".

La resistencia, sin embargo, fue inútil. A mediados de mayo de 1863, sin pertrechos ni...

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