Crean tradición relojera

AutorLorena Morales

La empresa Relojes Olvera Tercera Generación guarda una tradición de 23 años en la construcción de relojes en la Ciudad de México y en el País.

De manera curiosa, el primer trabajo que obtuvo el actual gerente de esta compañía, Clemente Olvera Trejo, fue el mantenimiento del Reloj de Parque Hundido en el año de 1990, situación que marcó la historia de la familiar Olvera Hernández.

Esta firma presume tener 2 mil operaciones en el País desde instalación de relojes nuevos hasta reparaciones y servicios a piezas robustas o monumentales.

En el Distrito Federal, el personal ha realizado siete instalaciones de relojes nuevos y 10 restauraciones, entre las que destacan las reparaciones de los de la Antigua Basílica de Guadalupe y el de la Iglesia de Santiago Zapotitlán, en Tláhuac.

A nivel mundial se han hecho instalaciones en El Salvador, Canadá, Guatemala, Honduras, Colombia, Costa Rica, Cuba, Venezuela, Estados Unidos, Ecuador y Chile.

"Vengo de esta dinastía de relojes que son de esfuerzo, porque el esfuerzo que hizo mi abuelito para hacer el primer reloj es toda historia, lo que hizo mi papá para levantar Relojes Centenario cuando la recibió por parte de mi abuelito fue otra historia", compartió el empresario relojero, entrevistado en la sede del negocio, en Zacatlán Puebla.

El primer reloj que intervino Olvera Trejo fue el de la Iglesia de la Sagrada Familia, ubicada en la esquina de Puebla y Orizaba, en la Colonia Roma.

"Es un reloj francés mejor conocido como modelo tres, ese reloj lo desarmé, lo bajé solo, no tenía quien me ayudara.

"Busqué un taxi que tuviera las dimensiones que pudiera llevar el reloj; y me lo llevé en taxi, en autobús, de la Central del Norte me lo traje a Zacatlán, llegué, lo encargué en la central, vine por una camioneta y así fue como restauré el primer reloj", recordó.

Con una camioneta pick up modelo 1978 hizo sus primeros trabajos, con ella recorría la República Mexicana.

El tiempo de vida de estos relojes es de un siglo de vida.

"Todos aquellos poseedores, ya sea autoridades eclesiásticas o autoridades políticas, que posea un reloj mecánico tiene una joya monumental, que va a funcionar si se le da el trato adecuado, muchas máquinas las abandonan, y son historia y patrimonio del mundo, es muy fascinante este mundo de la relojería", consideró.

HISTORIA DE FAMILIA

Zacatlán, Puebla, es la cuna de la relojería monumental, pues alberga a cinco empresas dedicadas a ello y que concentran la mayor parte del mercado en el...

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