Rendidos a sus pies

AutorEmmanuel Millanes

ENVIADO

CÓRDOBA, España.- Adornado con naranjos, palmeras y cipreses, el Patio de los Naranjos recibe a los turistas que buscan entrar a la Mezquita-Catedral de Córdoba, el símbolo de la ciudad. Algunos esperan sentados en la Fuente de Santa María o en los alrededores del camino que conduce a la Puerta de las Palmas, mientras que otros, con cámara o celular en mano, exploran el mejor ángulo para fotografiar.

Una vez dentro, los rostros de asombro son evidentes. El bullicio del Centro Histórico de Córdoba se transforma en reflexión, y entre murmullos los visitantes se abren paso hacia las entrañas de esta joya construida en el siglo 8, en tiempos del Califato, y que, tras varias ampliaciones realizadas en los siglos 9 y 10, puso a esta ciudad a la altura de Constantinopla, Damasco y Bagdad, según la historiadora Saray Jurado.

"Es impresionante. Es la primera vez que visitamos Córdoba. La habíamos visto en fotografías, pero estar aquí es [...] Nunca habíamos visto algo así", dice conmovido Ángel, de origen puertorriqueño y que viajó desde Nueva York con su pareja, Mónica.

Según el folleto oficial, la Mezquita-Catedral se erigió sobre la Basílica visigoda de San Vicente Mártir, cuyos vestigios aún se pueden apreciar por medio de un piso transparente.

Luego de la conquista de Córdoba, por parte de Fernando III de Castilla, se edificaron la capilla mayor -actual Capilla de Villaviciosa-, la nave gótica, el crucero de la Catedral, la torre campanario y el Patio de los Naranjos entre el siglo 14 y el 17.

Hoy en día, la también conocida como Catedral de la Asunción de Nuestra Señora abarca una superficie de 23 mil 400 metros cuadrados. Al caminar por el antiguo oratorio musulmán se distingue una luz tenue que acompaña al visitante hasta la cúpula de la macsura, que, si bien está adornada con teselas doradas y mármoles de colores, contrasta con el fulgor del crucero cristiano y la impresionante sillería del coro tallada por Pedro Duque Cornejo.

De repente, la atención se centra en la puerta de salida de la Capilla del Sagrario, donde comienza una procesión de las familias y amigos que acompañan a una pareja de recién casados en su salida de la Mezquita-Catedral. Un escena más de la vida cotidiana de los cordobeses.

Después de salir del recinto religioso, las personas se aglomeran en las pequeñas calles y callejones del casco antiguo, donde puede surgir la oportunidad de comprar un souvenir o visitar la Galería de la Inquisición, donde se presenta...

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