Repiten éxodo menonitas

AutorAlejandro Pairone

Argentina

En la Colonia Nueva Esperanza, en medio de La Pampa argentina, ni el viento frío logran alterar el plácido silencio que Abraham Brown disfruta. Rodeado por maderos, aserrín y perros, Cornelius Loewen celebra la lluvia helada que augura una buena cosecha. David Neufeld agradece la paz y la cosecha, pero más agradece por su familia de 12 hijos que son "el resultado de la vida".

Abraham, Cornelius y David son tres de los casi mil 400 menonitas ortodoxos mexicanos que hacía finales de los años 80 fundaron la colonia agrícola Nueva Esperanza al sur de la provincia argentina de La Pampa. Creyeron encontrar en ese lugar inhóspito el sosiego que su cultura busca desde hace 450 años.

Pero como siempre, amenazados por el Estado, perseguidos por la modernidad y apremiados por la falta de tierras, algunos comenzaron un nuevo éxodo para fundar una Colonia en el tórrido norte argentino, en la provincia de Santiago del Estero. Otros regresaron a México o se fueron a Bolivia.

Los habitantes de Nueva Esperanza pertenecen al sector de los menonitas conocidos como Amish, que intentan cumplir sin desvíos su doctrina religiosa, pero también preservar intacta su cultura y forma de vida arraigada en los usos y costumbres del siglo 18. Por eso migraron a La Pampa.

La historia argentina de los menonitas mexicanos comenzó a escribirse en las colonias de Chihuahua y Zacatecas, cuando la creciente desertificación de los suelos y la falta de tierras arrojaron a muchos a la extrema pobreza. También porque el Estado avanzaba con la imposición de sus leyes, principalmente el servicio militar que rechazan, y porque la modernidad devastaba su forma de vida. Televisores, autos, moda, teléfonos, bebidas alcohólicas, ingresaban a una comunidad que evitarlos.

Los primeros colonos menonitas arribaron a México en 1921 procedentes de Canadá, tras firmar un acuerdo por 50 años con el Presidente Álvaro Obregón que los eximía del servicio militar y de prestar juramentos, y les concedía libertad religiosa y educativa.

A Canadá habían llegado a mediados del siglo 19 desde Rusia, por un acuerdo con Gran Bretaña que permitió a miles de ellos dejar sus colonias del Mar Negro. De Rusia y Canadá partieron por los mismos motivos que luego los obligaron a salir de México.

Cuando en 1971 venció el acuerdo firmado con Obregón, el Presidente Luis Echeverría les impuso la constitucionalidad local. Algunos se adaptaron hasta abandonar sus costumbres, pero otros iniciaron una diáspora.

"Nos faltaba tierra. La Colonia compró campos en el sur de México, en Campeche, pero no nos gustó porque hacía mucho calor", recuerda...

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