Resienten limbo laboral

AutorJorge Ricardo

Sobre la mesa despliega cinco hojas que sujeta como si fueran un tesoro. De hecho lo son: se tardó cinco meses en conseguir copia del contrato que lo acredita como prestador de servicios del Conaculta en 2014.

"Una amiga me lo pasó de contrabando", dice.

De 16 cláusulas, sólo una, la que indica que el pago se hará el último día del mes, es de obligatoriedad para el Conaculta. El resto son advertencias y limitantes, como aceptar que no adquiere el carácter de trabajador del Consejo, que será responsable de las afectaciones que pudiera ocasionar o que el contrato se cancela en el momento en que la institución lo decida.

"Un abogado lo revisó y dijo que no es ilegal, pero es inmoral", señala.

Pero la mayor parte de los trabajadores nunca consigue su contrato; de hecho, prestadores de servicios del Conaculta, contratados por honorarios, describen una serie de irregularidades, como ocupar direcciones de área con personal a su cargo y horarios de hasta 12 horas, pero sin derechos laborales.

"Los de honorarios somos cada vez más. Hacemos todo lo que los sindicalizados no quieren hacer sin pago extra, pero no tenemos ninguna garantía de que nos paguen a tiempo o incluso de que nos paguen", dijo en entrevista una trabajadora del INBA que en tres años jamás ha visto ningún contrato: "Si lo pedimos, nos mandan a la Torre Prisma todo el día y al final te dicen que no fue el encargado".

En 2014, a Jorge Posada lo contrataron en Tierra Adentro como asistente editorial y le exigieron firmar dos contratos, uno por 12 meses y otro por 6. Después de 4 meses, le...

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