Resiste aldea en Xoco

AutorYanireth Israde

Una aldea teotihuacana de mil 700 años resurge en el terreno que ocupó el Centro Corporativo Bancomer, frente al cual se elevará Torre Mítikah y Ciudad Progresiva, un alarde de modernidad en el antiguo pueblo de Xoco, con edificios que alojarán oficinas, áreas residenciales y comerciales.

El salvamento arqueológico, dirigido por Alberto Mena, especialista del INAH, ha recobrado los cimientos de las viviendas y unos 60 entierros humanos, de adultos e infantes, con sus respectivas ofrendas.

No fue labor sencilla, reconoce el arqueólogo Félix Ríos, porque las construcciones de la pasada centuria se "fundieron" con los vestigios de Xoco, pueblo prehispánico que data del año 100, epicentro hoy de un proyecto inmobiliario del siglo 21 que transformará sus rasgos.

"Fue una suerte que se conservara lo prehispánico en el área", afirma.

"Iniciamos en la parte del estacionamiento -del centro Bancomer-, encontramos poca evidencia y sí llegue a considerar que (la aldea) había sido afectada por la obra para construir el corporativo en 1977, pero después, hacia la zona suroeste, empezamos a encontrar todo el asentamiento", refiere el también arqueólogo Víctor Vargas.

Los primeros perfiles del poblado, parte del centenar de aldeas regidas por Teotihuacan -metrópoli que se extendió 22 kilómetros cuadrados- asomaron precisamente en los años 70 del siglo pasado, cuando se emprendió un primer salvamento arqueológico por la edificación del centro Bancomer, obra del arquitecto Juan Sordo Madaleno, ahora ocupada por la SEP.

Las exploraciones del equipo que desde hace más de diez meses dirige Mena han permitido identificar no sólo las típicas unidades habitacionales teotihuacanas, provistas de cuatro habitaciones alrededor de un patio, sino también los que podrían ser los aposentos del gobernante o sacerdote del lugar: un espacio arquitectónico con fino acabado de estuco.

Sin embargo, los restos óseos de este personaje -cuyo estatus confirma su ajuar funerario, del que formaba parte un collar de jade, con un pendiente que lo representaba muerto- no se localizaron en sus aposentos, sino en un área residencial distante, circunstancia que supone un enigma para los expertos.

El cuerpo, depositado directamente sobre el suelo, estaba en posición sedente y al interior de un fardo funerario.

La mayoría de los 43 depósitos funerarios permanecía bajo el piso de las viviendas, mientras otros 17 se distribuían en una probable zona de enterramientos, es decir desprovista de...

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