Retrato del nuevo Kosovo

AutorMara Muñoz

Fotos: Daron D'Souza

Pristina, Kosovo.- "Prefiero ver a la gente morir que llorar", dice Arben, ex miembro del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), al remojar en te ruso un concepto del dolor que nulifica la vida. La conversación se desarrolla en la cocina del departamento que el joven de 28 años comparte con seis miembros de su familia. Su silueta se asoma a medias en la oscuridad provocada por un corte de electricidad en Pristina, capital de Kosovo.

La reaparición de Kosovo en las ocho columnas de la historia contemporánea se dio bajo el registro mediático del "Recién Nacido" (New Born), después de que unilateralmente se independizaron de Serbia el pasado 17 de febrero. Esta denominación no es de autoría popular, sino producto de una transnacional de publicidad y relaciones públicas, la cual trabaja creando desde campañas políticas y anuncios de cerveza, hasta la marca de independencia de la otrora provincia autónoma serbia. Así, en menos de una década, dos millones de kosovares vieron convertida en algarabía de un público sin fronteras la herencia de un conflicto político que derivó en masacre al cierre del siglo XX; dos guerras mundiales y múltiples genocidios materializaron la mecanización de la muerte.

El departamento del albanés está situado en el piso nueve de uno de los edificios multifamiliares que abundan en Pristina. Estas viviendas fueron asignadas oficialmente, ocupadas irregularmente o compradas por los albanos que regresaron tras la diáspora ocurrida en los noventa, los desplazados internos después del conflicto que daría una de las estocadas mortales a la República Federal de Yugoslavia, o aquellos que han inmigrado de áreas rurales. En los balcones de estos inmensos edificios se pueden ver hombres cortando leña; o figuras diminutas que desde las alturas se ayudan de poleas para subir bultos enormes. Hasta el último censo realizado en 1991, la población serbia de la capital kosovar representaba el 13 por ciento, alrededor de 12 mil personas, hoy día se cuenta por docenas; en el resto del país los cálculos oscilan entre 85 mil y 120 mil serbios, entre aproximadamente 2 millones de albaneses.

Los costados de estas inmensas torres de ladrillo rojo sirven de soporte para una imagen de Bill Clinton usada para la publicidad de telefonía móvil, o como base para pintas que reclaman la autodeterminación de Kosovo. Desde el final del conflicto en junio de 1999, la Misión de Naciones Unidas para Kosovo (UNMIK) ha gobernado este territorio en calidad de protectorado internacional. En 2001, se establecieron las Instituciones Provisionales de Autogobierno a través de la elección parlamentaria y presidencial. El escritor Ibrahim Rugova, símbolo de la resistencia pacífica, fue electo primer presidente de la posguerra. Murió en 2006, a los 62 años, un par de años más de vida habrían bastado para que viera, escuchara y leyera en todas las lenguas, la noticia de la declaración unilateral de independencia de Kosovo; lo que es imposible predecir es si la vida le hubiera alcanzado para ver su autodeterminación.

Dificultades del 'parto'

El mandato de la Organización de las Naciones Unidas deriva de la resolución 1244, que continúa vigente debido a la resistencia de Rusia y China en el Consejo de Seguridad para reconocer al nuevo Estado que emerge con el respaldo de Estados Unidos y los principales miembros de la Unión Europea con excepción de España, sensible a los movimientos separatistas por los antecedentes en el País Vasco. Las autoridades locales están subordinadas legalmente a la Misión Internacional, la cual ha transferido a las instituciones kosovares responsabilidades, sobre todo de carácter administrativo.

Así, la ONU no puede reconocer oficialmente la independencia de Kosovo, pero los políticos en Pristina, como lo señala el viceprimer ministro Hajredin Kuçi, esperan que "la UNMIK comience su repliegue en junio" para ceder el control del Estado al gobierno de Hasmin Thaçi, ex líder UÇK. Por su parte, la Unión Europea aprobó recientemente el envío de 2 mil fiscales y policías para fortalecer y controlar el sistema de procuración de justicia. También las Fuerzas de Kosovo (KFOR) continúan presentes a lo largo del territorio, bajo el mando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

El presente de Kosovo es una suerte de encrucijada en que se encuentran la política internacional, los privilegios de la Misión de Naciones Unidas y el poder local, concentrados en Pristina. Los esfuerzos...

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