Ricardo Hausmann / La economía de la inclusión

AutorRicardo Hausmann

Mucha gente cree que el crecimiento económico es un objetivo moralmente ambiguo -aceptable, se diría, sólo si es ampliamente compartido y sostenible desde el punto de vista medioambiental-. Pero, como le gusta decir a mi padre, ¿"para qué hacer algo difícil si se lo puede hacer imposible"? Si no sabemos cómo hacer crecer las economías, tampoco sabemos hacerlas crecer de manera inclusiva y sostenible.

Los economistas llevan mucho tiempo enfrentando el tema del balance entre el crecimiento y la equidad.

Mi opinión es que tanto la desigualdad como el bajo crecimiento son a menudo el resultado de una forma de exclusión. Según la famosa frase de Adam Smith, "Nuestra cena no proviene de la benevolencia del carnicero, el cervecero ni el panadero, sino de su preocupación por sus propios intereses". Entonces, ¿por qué el crecimiento no habría de incluir los intereses particulares de los agentes económicos en lugar de exigir una acción colectiva deliberada?

Es bien sabido que los niveles de ingresos varían drásticamente a través del mundo. Gracias a más de dos siglos de crecimiento sostenido, el ingreso per cápita promedio en los países de la OCDE está ligeramente por debajo de 40 mil dólares -3.3, 11.3 y 17.7 veces más que en América Latina, Asia Meridional y África Subsahariana, respectivamente. El crecimiento sostenido ha excluido a gran parte de la humanidad.

Lo que no se sabe tan bien es que dentro de los propios países hay enormes brechas. Así, en Nuevo León, en México, el PIB por trabajador es 8 veces más que en Guerrero, mientras que la producción por trabajador en el Departamento de Chocó en Colombia es menos de un quinto que la de Bogotá. ¿Por qué los capitalistas habrían de extraer un valor tan bajo de los trabajadores cuando podrían obtener mucho más?

La respuesta es sorprendentemente simple: los costos fijos. Hoy, la producción se basa en redes de redes. Una firma moderna consiste en una red de personas con distintas especializaciones. Pero esa firma debe estar conectada a una red de otras firmas -sus proveedores y clientes- a través de redes multimodales de telecomunicaciones y de transporte.

Para formar parte de la economía moderna, firmas y hogares necesitan acceso a las redes que distribuyen el agua potable y desechan aguas negras y desechos sólidos. También necesitan acceso a las redes que distribuyen la energía eléctrica y a las de transporte urbano, bienes, educación, atención a la salud, seguridad y financiamiento. La falta de...

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