Robert Zoellick / Un plan de 10 medidas para enfrentar la crisis alimentaria

AutorRobert Zoellick

La crisis que se ha descrito como un tsunami silencioso no es una catástrofe natural, sino que fue provocada por el hombre. Es improbable que se pueda romper el nexo entre los elevados precios de la energía y de los alimentos, y ese vínculo se intensificará con el cambio climático a nivel mundial. Los resultados han sido un aumento de los costos de producción y transporte en el sector agrícola, la disminución de las existencias de alimentos y el destino de tierras que antes se ocupaban para producir alimentos a la producción de sustitutos energéticos. Se trata de una crisis de alimentos por petróleo en el siglo 21.

En abril, autoridades ministeriales de 150 países reunidas en el Banco Mundial aprobaron un nuevo pacto para una política alimentaria mundial. La cumbre de las Naciones Unidas que se celebra esta semana en Roma; la reunión de los Ministros de Finanzas del Grupo de los Ocho países más industrializados (G-8), que se llevará a cabo en junio, y la cumbre de dicho Grupo, en julio, ofrecen oportunidades para actuar. Necesitamos medidas bien coordinadas en el ámbito de las políticas, que deben ser respaldadas con recursos. Permítanme proponer un plan que contempla 10 medidas.

Primero, en Roma deberíamos convenir en financiar completamente las necesidades de emergencia del Programa Mundial de Alimentos, respaldar su campaña orientada a comprar ayuda alimentaria a nivel local y asegurar el traslado sin obstáculos de la asistencia humanitaria.

Segundo, necesitamos apoyo para las redes de protección social, como la distribución de alimentos en las escuelas o la entrega de alimentos a cambio de trabajo, de manera que podamos ayudar sin demora a quienes se encuentran en situación grave. El Banco Mundial, en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ya ha realizado evaluaciones rápidas de las necesidades de más de 25 países. En Roma deberíamos convenir en una acción coordinada.

Tercero, necesitamos semillas y fertilizantes para la temporada de cultivo, especialmente para los pequeños agricultores de países pobres. Juntos, la FAO, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, los bancos regionales de desarrollo y el Banco Mundial pueden ampliar estos esfuerzos, colaborando con grupos de la sociedad civil y donantes bilaterales. La clave no es solamente el financiamiento, sino contar con sistemas para entregar rápidamente la asistencia.

Cuarto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR