Rodolfo Morales: Deja abierta su casa

AutorBlanca Ruiz

REFORMA/Especial

OCOTLAN DE MORELOS, OAXACA.- Los olores de la cocina llaman a Rodolfo Morales. Son las dos de la tarde y en una larga mesa de madera, frente a ollas de barro que colman la pared, lo espera en su casa una sopa de fideo.

"Todos los días vengo a comer aquí. Me gusta llegar desde las 7 de la mañana y me pongo a trabajar, a las doce voy aquí mismo al ex Convento de Santo Domingo, y antes de las tres de la tarde regreso a Oaxaca, allá sigo con la pintura hasta las 12 de la noche y al otro día de vuelta a Ocotlán", dijo el artista en un mediodía de enero.

El año nuevo se abría ante el pintor con premura. Disciplinado, seguía la rutina que se impuso desde tiempo atrás, para llenar de forma y color las telas y, a la vez, supervisar los proyectos de la Fundación Cultural que lleva su nombre, entre los que se encuentran obras de restauración de templos, pese a que no se llevaba bien con las autoridades eclesiásticas, quienes lo acusaban, comentó, de querer convertir todas las iglesias en museos.

En los talleres ubicados en la planta alta de su casa, Morales trabajaba con afán en una serie de pinturas que hacía simultáneamente: uno de sus asistentes preparaba las telas y el pintor procedía a bocetar figuras, siempre mujeres de rostros y cuerpos alargados que retomó de Manuel Rodríguez Lozano; y después daba rienda suelta a los rojos, naranjas, amarillos...

"La otra vez cometí un error, en una comida con unos alemanes me preguntaron que cuántos cuadros pintaba al año y dije que 100, creo que fue una pedantería no aclarar que hago un collage diario, y el año pasado hice 10 gráficas, ilustré dos libros, uno de Carlos Landeros y otro de cuentos infantiles de Alberto Blanco... y bueno, haciendo cuentas, hago unos dos óleos a la semana".

En esos nacientes días de enero, Morales pintaba sin descanso, apresurado por plasmar escenas de su pueblo: desde su estudio percibía los techos de las casas de Ocotlán, las mujeres que acuden al mercado y llevan sus santos a bendecir a la iglesia. El nunca se casó, pero en sus cuadros aparecen novias vestidas de blanco ante el altar.

"Trato de no repetirme, pero siempre salen las mujeres. Todo esto, lo que estoy produciendo en los últimos meses, está destinado a la colección de la Fundación para exhibirse en la galería que tendremos en la casa".

La obra que elaboraba en los últimos meses está destinada a la colección de la Fundación, donde también proyectó una cafetería.

"Los jueves es el día de mercado en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR