Rodrigo Morales Elcoro / Reguladores: ¿Conflicto o Sinergias?

AutorRodrigo Morales Elcoro

El ejercicio eficiente y democrático del poder requiere de balances y de la especialización de los órganos del Estado en las funciones que ejecutan con mayor efectividad -bajo el control de un poder judicial independiente. Elevar el bienestar y atenuar la desigualdad requiere de mercados eficientes -exentos de regulación innecesaria- pero también de un marco regulatorio que asegure su operación competitiva y transparente.

Las democracias contemporáneas, cuando han sido exitosas, han evolucionado de la división clásica de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, al desarrollo de reguladores técnicos independientes tanto de los actores políticos como de las empresas reguladas. Estados Unidos (a pesar de Trump), el Reino Unido (incluso en el pantano del Brexit), Chile (luego de la dictadura), y muchas otras democracias ejemplifican como el cambio del balance político no debe alterar la independencia de los reguladores, incluso frente a cambios radicales en prioridades políticas. La Suprema Corte ha resaltado que esta nueva arquitectura constitucional "...descansa en la premisa de que esos órganos, por su autonomía y aptitud técnica, son aptos para producir normas en contextos de diálogos técnicos, de difícil acceso para el proceso legislativo, a las que puede dar seguimiento a corto plazo para adaptarlas cuando así se requiera, las cuales constituyen reglas indispensables para lograr que ciertos mercados y sectores alcancen resultados óptimos."

La nueva Administración muestra una marcada suspicacia de reguladores autónomos -calificándolos de onerosos e inefectivos, sin evaluar sus beneficios. Además del desconocimiento de sus funciones, la desconfianza refleja una nostalgia respecto a la toma centralizada de decisiones alrededor del ejecutivo. El Gobierno parece asumir que reguladores autónomos ponen en riesgo el proyecto de la 4T. El sector energético es buen ejemplo. De manera natural, la administración tiene plena confianza en aquellos funcionarios nombrados directamente y que pueden ser removidos en cualquier momento -la Secretaria de Energía, los directores de Pemex y CFE. Sin entrar a una evaluación personal de ellos, la administración debe entender que enfrenta -como toda organización- el riesgo del cortoplacismo y conflictos de interés. Todo administrador tiene sus propios objetivos, no necesariamente acordes al objetivo de elevar el bienestar -una CFE o un Pemex más grande le dará más poder a su director...

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