Entrevista/ Rogelio Montemayor/ Me enfrento a una persecución de Estado
| Autor | Víctor Fuentes |
REFORMA / Enviado
HOUSTON, TEXAS.- Usted es un militante priísta, lo ha sido desde hace 37 años. Durante su gestión al frente de Pemex, ¿cómo fue su relación con el PRI?
Cuando he desempeñado cargos de elección popular o funciones de servicio público, mi convicción ha sido que la mejor manera de apoyar al PRI consiste en esforzarme por lograr un desempeño del cargo o función con responsabilidad, con honestidad y al máximo de mi capacidad.
Durante los meses de mi gestión al frente de Pemex no tuve encomienda específica por parte del PRI; asistí a las reuniones o eventos a los que fui invitado y cuando se me solicitó participé en aquellas cuestiones en las que como funcionario podía hacerlo sin incurrir en violaciones a las disposiciones legales.
Describa la relación de Pemex y el sindicato durante su etapa como director. A primera vista, revisando las minutas de las reuniones entre directivos de la empresa y gremio pareciera que había tensión por las constantes exigencias sindicales.
Las relaciones laborales se habían deteriorado durante 1999 al grado que la negociación de ese año se había realizado prácticamente fuera de Pemex, involucrando a varios Secretarios de Estado.
Esa negociación había sido, según me la refirió el doctor Luis Téllez -entonces Secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de Pemex-, particularmente compleja, pues aunado a la falta de diálogo entre la dirección de Pemex y el sindicato, el Gobierno tenía interés de que el incremento salarial pactado diese a la economía una señal de quiebre en las expectativas inflacionarias.
Ello implicó que se otorgara al sindicato, en adición al aumento otorgado, que debía ser menor a las tasas obtenidas por las empresas de energía y por otros sindicatos que realizan su negociación en las semanas previas a Pemex (CFE, LyFC, SNTE, y algunos sindicatos de empresas privadas) para dar la señal antiinflacionaria que se deseaba, otras concesiones en forma de apoyos de diversa naturaleza.
Esta práctica de ofrecer al sindicato, en las negociaciones salariales anuales, otras compensaciones a cambio de aceptar una tasa de aumento directo más baja, que ayude al Gobierno a mandar las señales antiinflacionarias deseadas a la economía, es una práctica a la que se ha recurrido en el pasado y en el presente.
La administración del Presidente Fox, en el año 2001, a cambio de un aumento bajo, de 8 por ciento, anunciado como un gran logro, otorgó otras concesiones, no publicitadas, como subir dos niveles de escalafón a todo el personal sindicalizado, lo cual le costó a Pemex otro tanto o más que el aumento anunciado. En 1999 se hicieron ofrecimientos en diversos rubros, de concesiones o apoyos, que hubo que enfrentar en el año 2000 y que explican las múltiples negociaciones que se dieron durante ese año.
Desde las primeras reuniones con el sindicato, sus representantes presentaron una larga lista de asuntos sin resolver que comprendía apoyos económicos por diversos conceptos, como escuelas, bibliotecas, campos deportivos, vehículos, entre otros; incumplimientos de compromisos contractuales en materia de vivienda, de transferencia de personal de confianza al régimen sindicalizado, en materia de política de barcos; así como diversos problemas operativos no resueltos, como la aplicación de sanciones de la Secodam a personal sindicalizado, entre otras.
Con la voluntad de encontrar soluciones, se llevó a cabo un intenso proceso de negociación que desembocó en un primer acuerdo de tipo macro, el acuerdo del 16 de marzo de 2000, apenas a tiempo para enfrentar la presión del evento del 18 de marzo, que en años anteriores había sido un encuentro lleno de tensión por los desencuentros entre la Dirección General y el liderazgo sindical. Ese año fue...
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