Rosa, la menos hermosa

AutorGuadalupe Loaeza

Cincuenta y tres años tuvo que esperar Rose Beuret para casarse con el "dios Pan", como llamaban a Auguste Rodin. Cincuenta y tres años se pasó Rose consumida por un sufrimiento secreto, mientras esperaba a su compañero, a quien llamaba: "Señor Rodin o mi señor". Con paciencia y amor, Rose aguardaba a que su él volviera de su taller o de sus escapadas con mujeres, con muchas de sus modelos, pero, especialmente, con Camille Claudel. Cincuenta y tres años tuvo que soportar los comentarios desafortunados de los amigos del escultor respecto a su relación y a su persona. "Pero si se trata de una simple costurerita ignorante y fea". "Pero si es una mujer tan torpe, primitiva e insignificante". "Es como su ama de llaves que se pasa el día trapeando el taller de Rodin". Cincuenta y tres años tuvo que tolerar las llamadas "dulces y consoladoras" por parte de las alumnas y amantes a su supuesto "señor". ¡Cuántos amores tuvo Rodin, cuántas admiradoras, cuántas seguidoras y cuántas mujeres dispuestas a lo que fuera con tal de pasar una noche con este hombre tan vital y sensual! Allí están los recados de amor de Helene de Hindenburg, Gwen John, Sophie Postolska, la duquesa Claire de Choisea, la bailarina estadounidense Loe Fuller y Georgette D. "Cómo me habría gustado que tú me hubieras desvirgado. Ahora me arrepiento enormemente", le escribió Isadora Duncan. La característica de todas estas mujeres es que eran ardientes y mucho más bellas que la pobre Rosa, la menos hermosa. ¿Acaso no tuvo que soportar incluso hasta relaciones homosexuales?

Pero, ¿quién era Rose, esa mujer que desde niña había aprendido a no quejarse y a soportar la dureza de la vida?, ¿quién era esa mujer tan reservada, que hacía todo por no aparecer más que a los ojos de su amado? "Soy de la tierra de Juana de Arco (de Vecqueville), de donde las mujeres sabemos luchar por lo que nos pertenece. Allí, somos combativas, pero, sobre todo, sabemos esperar, esperar nuestra recompensa".

Marie-Rose Beuret, lavandera de profesión, nació en 1844. Su padre, Etienne Beuret, trabajaba en los viñedos, y su madre, Scholastique Clausse, se ocupaba del hogar. Desafortunadamente, no existen más datos acerca de su familia, ni de su niñez. Lo que sí se sabe es que para Rose, el año de 1864 fue definitivo en su vida. Su encuentro con Auguste Rodin, "el último de los grandes escultores clásicos, el primero de los grandes escultores modernos", le cambiaría por completo la vida. Rodin nació el 12 de noviembre de 1840. Su padre, Jean Baptiste Rodin, tenía 38 años y trabaja en la policía de París; su madre, Marie Cheffer, 34, cose y lava ajeno. Dos años más tarde del nacimiento de su primer varón, tienen una hija. María se parece tanto a su hermano, que los toman por gemelos, incluso cuando su madre mostraba sus fotografías, seguido los confundían...

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