La rubia que huía a Italia

AutorYaotzin Botello

Enviado

VIENA.- Cuando Goidsargi Estíbaliz Carranza se dio cuenta de que la Policía vienesa sabía de los cadáveres ocultos en el sótano de su heladería, se dio a la fuga. Era la mañana del martes 7 de junio.

"Fui a la heladería a tomar un café. Le estaba contando lo del (hallazgo en el) sótano a una mesera y Esti, que estaba en la cocina, oyó. Salió y, sin decir ni buenos días, se fue. Estaba pálida", dijo Erkan Köksal, dueño de la peluquería vecina a la Schleckeria.

Estíbaliz Carranza cruzó la calle hablando por teléfono. Fue la última vez que se le vio en el barrio y la primera que se le escapó a la Policía.

Sacó todo el dinero de una cuenta de ahorros y la cerró. Apagó su celular y compró un boleto de avión a París, pero nunca apareció en el aeropuerto. El boleto era un señuelo. Se había ido en taxi rumbo a Italia.

"Primero me dijo que a Villach (un pueblo austriaco), luego me fue cambiando la dirección hasta que pidió ir a Italia. Después me dijo que la Policía la perseguía. Yo ya sólo quería dejarla en cualquier lado", le contó Mustafa Senel, el taxista que la llevó, a un medio austriaco.

Tras cruzar la frontera con Italia, Senel la dejó en Cavazzo. Le reservó dos noches en un hotel a su nombre y se regresó a Viena. Ella le dio dos cartas poder para su novio, Roland R., en las que le autorizaba a tomar las riendas de la heladería. Pero Senel se las entregó a la Policía.

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