Cuando rugen los volcanes

AutorIvett Rangel y con información de Sergio Zepeda

Si estás por viajar hacia o desde un destino con una alerta volcánica, más vale considerar que los vuelos pueden ser cancelados o, incluso, que el aeropuerto puede cerrar, tal como sucedió en la Ciudad de México el 4, 5 y 6 de julio o Puebla el 12 de julio, respectivamente, por caída de ceniza del volcán Popocatépetl.

Lo importante es saber qué hacer en ese caso.

Quizá parezcan más comunes otros fenómenos naturales, como niebla espesa, tormentas eléctricas y de nieve, pero en los últimos años la exhalaciones volcánicas han puesto en apuros a la industria aeronáutica.

Basta mencionar dos casos recientes: las cenizas del volcán islandés Eyjafjallajökull provocaron el cierre del espacio aéreo de Europa durante seis días, en 2010. Y el volcán Puyehue, ubicado en el límite de la provincia argentina de Neuquén y la región chilena de Bío Bío, colapsó el turismo en Patagonia, en junio de 2011.

En México, los viajeros pueden respaldarse en el Artículo 52 de la recién reformada Ley de Aviación Civil, en caso de que el vuelo se cancele. La aerolínea debe, según la decisión del pasajero, regresar de manera íntegra el costo del boleto o validar el boleto para el primer vuelo disponible.

Además está obligada a pagar alimentos de conformidad con el tiempo de espera, alojamiento, comunicación telefónica al lugar al que se dirigía el pasajero y transporte terrestre,

"Insistimos, por eso, en que los pasajeros conozcan bien la ley y sepan a qué tienen derecho. Además, de que pueden presentar cualquier inconformidad en la Procuraduría Federal del Consumidor, así como en la Dirección General de Aeronáutica Civil", explica Jorge Andrés Gómez Pineda, gerente de comunicación social del AICM.

La semana pasada, las aerolíneas estadounidenses Alaska Airlines, United Airlines, Delta y AirTran decidieron cancelar sus rutas en el AICM, como medida de precaución ante una ligera caída de ceniza del volcán Popocatépetl sobre las inmediaciones de la terminal.

Sin embargo, la Comandancia del Aeropuerto -figura en que recae la decisión de suspender operaciones- señaló que se había registrado sólo la caída de finas partículas, menores a una décima de milímetro, por lo que no representaba ningún riesgo para los vuelos.

Aún así, conforme a sus protocolos, las aerolíneas mencionadas tomaron la decisión de no arriesgarse.

"Con la seguridad no se juega. Los viajeros deben tener plena certeza de que al despegar o aterrizar en el aeropuerto capitalino no se ha escatimado ni un solo...

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