Ruidos de la Calle/ Aeropuertos

AutorPacho

Durante un reciente viaje a Chicago buscaba mi maleta en la terminal O' Hare cuando encontré en el piso un papel con un dibujo, era un rostro femenino profundamente expresivo con una intrigante sonrisa. Lo levanté y descubrí que había un texto en inglés escrito por detrás. Desconozco todo respecto a su autor, un drifter, acaso un músico en gira, un agente viajero o un pintor tránsfuga. La mención que hace de Virilio me hace pensar en un experto en sistemas digitales que viajara realizando asesorías. Traduje el texto como pude, además debí interpretar algunas palabras y frases rayoneadas o manchadas. Lo transcribo sin mayor preámbulo, acaso el lector pueda obtener mejores conclusiones que las mías sobre su origen:

En una sala de espera el tiempo es etéreo. Nada depende de ti, sólo tienes que aguardar a que se cumplan los horarios. Llegado el momento abordas el avión, esperas a que despegue y luego sigues esperando a que aterrice. En mi caso, deberé aguardar todavía más a que me recojan y lleven al hotel para nuevamente esperar la hora de comenzar el trabajo, más tarde dormiré y volveré a tomar un avión así durante tres meses más.

Apartado del grupo con el que viajo desde hace varias semanas, mato el tiempo en un café del aeropuerto. Encuentro cierta comodidad en medio de esta falta de apremios. Parece que fue anoche cuando todavía me abrumaba imaginar lo que vendría, saber que pronto estaría en "ningún sitio", que tendría que abandonarme al correr del tiempo en un flujo continuo sin ritmo, según lo exige este tipo de largas travesías; en cambio hoy me reconozco plenamente dentro de este inefable extrañamiento.

Vivo un instante de espera en este lugar de paso, es evidente que aquí yo no soy yo sino la enigmática colección de signos que desfilan frente a mis ojos, no sólo la publicidad en idiomas y tipografías distintos, sino incluso los gestos de las multitudes. Miro los ríos de desconocidos que pasan, viajeros en tránsito por este sitio-no-sitio, donde el tiempo es sólo un guarismo indistinto, sin contenido alguno. A las 8:30 AM abordaré un avión hacia otra ciudad de este país extranjero, pero eso no cambiará absolutamente nada, la máquina no me acercará a nada ni me alejará de nadie; al contrario, desvanecerá aún más la fuerza de gravedad que aún me mantiene aquí y con ello el probable peso específico de saber que siquiera estoy tocando piso.

Trato de entender qué me está sucediendo (como si algo pudiera estar sucediendo). Acaso tal avidez...

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