Ruta 66 / Inmigración

AutorDiego Beas

Para Estados Unidos el tema no es una cuestión ni de seguridad nacional, ni de derechos humanos, ni mucho menos de derechos históricos sobre parte de su territorio.

Ni tampoco los grupos de inmigrantes hispanos han adquirido más poder, ni están influenciando el debate legislativo, ni han ganado espacios de influencia en Washington.

El debate sobre la reforma inmigratoria que está teniendo lugar en el Congreso ha sido producto, más bien, de una serie de preocupaciones y necesidades internas de Estados Unidos que han distorsionado la percepción sobre la influencia hispana real.

¿A qué se debe el resurgimiento del tema en el debate político nacional?, ¿por qué se discute ferozmente el tema en medios de comunicación en los que hasta hace muy poco no se hablaba al respecto?, ¿qué ha provocado que los grupos latinos se organicen y salgan a la calle?, en suma, ¿por qué se ha prestado tanta atención a los hispanos en Estados Unidos en los últimos meses?

La respuesta es menos compleja de lo que podría parecer. Algunos factores puntuales nos pueden ayudar a entender las preocupaciones de la sociedad estadounidense y nos permiten ubicar el tema de la inmigración ilegal en su real dimensión.

Desde que inició el fenómeno, a principios del siglo XX, la inmigración ilegal ha estado íntimamente ligada a dos factores: a la necesidad de mano de obra poco calificada de la economía estadounidense y a la complicidad de sus autoridades al permitir la entrada de trabajadores indocumentados.

Esta doble combinación en Estados Unidos, junto al deterioro sistemático de las condiciones de vida en los países expulsores, ha sido el motor -y lo sigue siendo hasta el día de hoy- de la inmigración ilegal desde hace un siglo.

El beneficio también ha sido en partida doble: a Estados Unidos le ha permitido dinamizar y flexibilizar su economía a través de una oferta laboral elástica que se ajusta fácilmente a las necesidades de su ciclo económico.

A los países expulsores les ha servido como válvula de escape para aliviar las presiones sociales y económicas que no pueden satisfacer.

A lo largo de los últimos 100 años, diversos sectores económicos en Estados Unidos se han beneficiado al contar con un ejército de obreros listos para trabajar según lo exija la demanda del mercado.

Sin embargo, la afirmación de que la economía estadounidense se desplomaría sin la presencia de trabajadores hispanos es un mito: representan sólo el 4.9 por ciento de la fuerza laboral del país y se...

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