Ruta 66 / Religiosidad I

AutorDiego Beas

Si bien en la superficie la sociedad sí se distingue por cierto grado de homogeneidad, especialmente en sus prácticas culturales, en el tema de cómo vive su religiosidad, el país muestra marcados contrastes: desde amplios sectores seculares que son cuidadosos y respetuosos de no mezclar temas religiosos y de fe con los asuntos públicos, hasta grupos que proponen gobernar el país a través de enseñanzas sacadas directamente del Libro de Job.

Sin duda, una de las contradicciones más patentes de la sociedad estadounidense contemporánea es el desarrollo tan avanzado de su pensamiento científico/tecnológico y su peculiar forma de religiosidad.

A diferencia de la mayor parte de Europa occidental, donde conforme ha avanzado el desarrollo del pensamiento científico la sociedad se ha secularizado, Estados Unidos ha recorrido el camino contrario: en las últimas décadas, y motivado por lo que los grupos conservadores llaman un estado de "anarquismo moral", ha tenido lugar un resurgimiento religioso que, en ocasiones, parecen existir más similitudes entre Estados Unidos y los regímenes más fundamentalistas y teocráticos del mundo que sus pares en el mundo desarrollado.

El resurgimiento, más que cuantitativo, ha sido cualitativo: no ha sido tanto un incremento en el número de creyentes como el fervor y convicción con el que se defienden los asuntos de fe.

Grupos religiosos de toda índole, defendiendo cada uno su propio ethos, han logrado un alto grado de organización que les ha permitido controlar y dominar importantes sectores de la vida nacional: 'think tanks', puestos políticos de alto nivel, los 'lobbies' más influyentes de la capital, grandes iglesias que fungen como centros comunitarios, entre otras instancias. El fervor y magnitud de este resurgimiento no tiene precedente alguno en países desarrollados.

Haciendo uso de las técnicas de organización y mercadotecnia más sofisticadas, los grupos religiosos se han convertido en una cuarta rama de gobierno que sólo amenaza con incrementar su poder. Su control es tal que ni los senadores y representantes más influyentes se atreven a oponerse de manera directa a la agenda de estos grupos, más de uno, incluso, pertenece a ellos.

En la actualidad, lo que se conoce como la "derecha religiosa" (grupos religiosos que participan abierta y activamente en la vida política del país), ha creado mecanismos de influencia muy bien engrasados y omnipresentes en el diálogo nacional que abarcan los tres poderes federales...

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