RUTA 66 / Bricolaje

AutorDiego Beas

Vaya semana en Washington. Un espectáculo de acrobacia de alto riesgo que se salda -una vez más en la prórroga- con un acuerdo que evita la suspensión de pagos de la economía que le ha dado solidez y solvencia al sistema internacional durante al menos el último medio siglo.

Un complicado acuerdo alcanzado después de meses de negociación, la ratificación en las dos Cámaras por claras mayorías y, finalmente, la firma de Obama. Crisis evitada, la casa en orden, ¿no? Pues no. Bastante más complicado de lo que parece. Tanto en las impredecibles repercusiones políticas que tendrá como en sus consecuencias económicas. De corto y largo plazo.

En el plano económico las consecuencias del acuerdo pueden ser particularmente desastrosas. Ezra Klein del Washington Post lo describe como un acuerdo "terrible, inoperante, malo" que incluye lo peor de dos mundos. Por una parte, fuertes recortes en el corto plazo que podrían tener efectos devastadores para una economía anémica que en términos netos sigue destruyendo empleo. Por otra, medidas de largo plazo que no solucionan el problema de la deuda galopante (14.3 billones que están a punto de alcanzar al PIB del país). En otras palabras, una solución política a un problema económico mal orientada; un pacto que ha perdido de vista las lecciones económicas más elementales al pasar por el bricolaje parlamentario de dos partidos que simplemente han dejado de entenderse.

Una de las áreas más castigadas por el acuerdo, sorprendentemente, es defensa. Recortes masivos al gasto militar que, aunque en las condiciones correctas podrían ser bien recibidos, mal aplicados podrían incluso poner en riesgo la ventaja estratégica con la cuenta el país -uno de sus activos más importantes-. Recortes, también, en la construcción de infraestructuras -una área en la que visiblemente Estados Unidos pierde terreno- y en todo tipo de prestaciones sociales. En fin, consecuencias económicas negativas por todos los sitios a las que solo hace sombra una disfunción política aún más grave.

En este apartado no hay ni por dónde empezar. Dos partidos -uno de ellos completamente ideologizado- incapaces de brindar la certeza política que ha distinguido a Estados Unidos de prácticamente cualquier otro país en las últimas décadas (un amigo en misión en Brasil para una organización internacional estadounidense me relataba cómo tan...

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