RUTA 66 / Prueba

AutorDiego Beas

La política exterior de Estados Unidos se encuentra a prueba. Un tipo de prueba que no había tenido desde hace al menos una década, desde el 11-S. Y, lo más sorprendente de todo, ha sido la velocidad con la que se ha presentado. En pocas semanas, la visión de medio y largo plazo de los analistas del Departamento de Estado que planean 5, 10 o 15 años adelante, ha dado un vuelco que necesariamente afectará la forma en la que el país planea y ejecuta su política exterior.

Aunque el origen de la prueba actual es muy distinto a la de hace una década, los cambios que se podrían generar a partir de ella suponen un replanteamiento del mismo calado y, en potencia, de incluso mayor trascendencia para la forma en la que se estructuran y llevan a cabo las relaciones internacionales.

Túnez, primero, y después Egipto, han supuesto un mismo e inesperado punto de inflexión que está sacudiendo las raíces más profundas de los escenarios con los que durante décadas ha trabajado la política exterior estadounidense.

El impacto abarca desde la definición más elemental sobre qué constituye un régimen aliado y cómo se le apoya a la inestabilidad política implícita en una época en la que la que la acción ciudadana se articula por medio de nuevos medios de comunicación capaces de convertir el descontento social de la calle en un polvorín internacional en pocas horas.

Destaco las cuatro áreas que, a mi juicio, se verán más afectadas.

¿Qué había hecho Estados Unidos hasta hace muy poco cuando un régimen ponía en peligro sus intereses o los de un aliado cercano? Muy sencillo, intentaba cambiarlo por diversas vías de desestabilización -directas o indirectas-. A ello se le conoce como "regime change" y se ha llevado a cabo en decenas de ocasiones. Lo que ha pasado en el mundo árabe en el último mes y medio no sólo pone de cabeza la lógica que sustentó muchas de estas acciones, cuestiona la conveniencia de esta manera de actuar (la última incursión en este ámbito le costó al país cerca de un billón de dólares y miles de vidas).

La promoción democrática como pilar de la política exterior, en un segundo término, también ha sido fuertemente sacudida. Atada indirectamente al tema anterior, la forma en la que Estados Unidos ha abordado la promoción democrática durante al menos el último medio siglo necesariamente tendrá que cambiar. Las viejas fórmulas no funcionan más, han surgido nuevos riesgosos y en muchas ocasiones los resultados que se obtienen no son los deseados (la...

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