'Saber la verdad es difícil'

AutorYanireth Israde

El escritor Jorge Volpi ha renunciado a la ficción para contar una historia real que abreva, paradójicamente, de la invención: la captura fingida de Florence Cassez e Israel Vallarta, supuestos líderes de la banda de secuestradores Los Zodiaco, en diciembre de 2005.

Fue, como se descubrió después, una puesta en escena de la Agencia Federal de Investigación (AFI) para la televisión, aunque auténticamente encarcelaron a la francesa y al mexicano.

Al narrador, quien entonces residía en Madrid, le pareció tan escandalosa la simulada detención -con la consecuente liberación de las supuestas víctimas Cristina Ríos, su hijo Cristian y Ezequiel Elizalde-, que no se apartó del hecho, hasta convertirlo en Una novela criminal, obra a medio camino entre la literatura y el periodismo, galardonada el miércoles con el Premio Alfaguara 2018.

"El caso provocará ríos de tinta, dividirá en dos a la sociedad, ocasionará un pasmoso conflicto diplomático entre México y Francia, requerirá de la intervención in extremis de la Suprema Corte y terminará politizado y estancado, sin que a la fecha seamos capaces de conocer lo que en verdad ocurrió", recapituló Volpi en su artículo Policía ficción, publicado en este diario el 3 de octubre de 2015.

El montaje fue el argumento invocado por la Corte para la liberación de Cassez en 2013.

"En realidad, para normalizar las relaciones con Francia tras la belicosa intervención del presidente Nicolas Sarkozy en el Senado mexicano en 2009", reflexiona Volpi.

"Asistí a la cena de Palacio Nacional en la que Calderón y Sarkozy se enfrentaron", cuenta en entrevista, "me impactó mucho la cancelación del Año de México en Francia y luego fue definitiva la lectura de El Teatro del Engaño, de la periodista Emmanuelle Steels, la mejor investigación periodística sobre el caso que hay; me pareció que yo podía intentar contarlo de otra manera, en una historia todavía más amplia, pero con esa base del extraordinario libro de Steels".

Pero el montaje mediático no es el suceso que abre la galardonada novela, pues arranca con el primer secuestro que se le adjudica a Vallarta: el de Valeria Cheja, de 18 años.

Observémosla la mañana del 31 de agosto de 2005 cuando acaba de bañarse y, contrariando a su abuela -vive con ella y con su madre cerca de Coyoacán-, desayuna a toda prisa: el cabello negro todavía húmedo, la camiseta blanca y los pants azules con jaspes también blancos del uniforme (me cercioré de buscar los colores en la página oficial de...

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