Salta al vacío y sin redes

AutorSusana Vázquez-Mellado

Fotos: Mauricio Ramos

La gran mayoría de los deportes extremos son practicados por el excitante estímulo de la competencia, ganar venciendo los obstáculos y los riesgos inherentes; sin embargo, hay otros que tienen como único fin la intensa emoción del riesgo implícito experimentado por el individuo. Éste es el caso del salto elástico o mejor conocido como bungee.

Antes de saltar por primera vez, los síntomas y las sensaciones pueden variar pero normalmente el corazón late con fuerza o parece detenerse, las manos sudan, se siente un hueco en el estómago y una leve intoxicación de miedo que impide pensar: sólo es posible sentir, como si dos fuerzas jalaran, una hacia el vacío, la otra hacia la seguridad de la escalera. Finalmente el salto, una sensación extraña helando el cuerpo y después un gran sentimiento de libertad, de fortaleza y de calma. Si esta vertiginosa experiencia es superada en la mente, el segundo salto es otra historia.

El bungee es uno de los deportes extremos menos peligrosos pero más excitantes; es también uno de los más populares. La Asociación de Bungee de EU (USBA) estima que desde finales de los años 80 a la fecha, han saltado más de 7 millones de personas.

El salto elástico es un deporte en el que a la intensa liberación de adrenalina producida por la altura desde donde uno está dispuesto a arrojarse (una clara reacción del instinto de supervivencia), le sigue la liberación de endorfinas, las hormonas productoras del placer, típica respuesta a la consecución de un logro o la superación de un riesgo, por lo que el salto produce un enorme deleite físico y un gran placer psicológico.

El salto del bungee fue "descubierto", por decirlo así, por el Club de Deportes más Peligrosos de Oxford, grupo que a principios de los 80 visitó la Isla de Pentecostés para conocer en vivo lo que habían escuchado decir que practicaban los nativos: saltos desde grandes alturas atados de ambos pies por largas lianas. Éste es un ritual practicado todos los años por los hombres de esta isla como prueba de valor y determinación. Cada hombre escoge sus propias lianas, las prepara y las ata a sus tobillos. Los saltos se hacen desde diferentes alturas de una torre de 25 metros hecha de tablones. Hay que calcular muy bien todo porque es importante que la cabeza llegue lo más cerca posible del suelo ¡sin estrellarse en él!

Hoy en día el salto elástico, su nombre correcto en español, se practica bajo las más estrictas reglas de seguridad. Normalmente...

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