Saquean en silencio a la CFE

AutorAbel Barajas

Alejandro Morales Méndez tenía 37 años cuando renunció a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Era el jefe de Departamento de la Tesorería y a los ojos de sus compañeros de trabajo no le iba mal.

Cobró su último cheque en agosto del 2005. Apenas salió y cosas raras comenzaron a suceder en el área de Tesorería. Pero fue hasta septiembre del 2006 cuando Diana Patricia Gutiérrez Molina, contadora y jefa de Departamento en la Tesorería de la empresa, prendió focos de alarma.

Ella era subordinada de Alejandro y denunció que le habían robado la computadora de su oficina donde tenía habilitadas por el banco HSBC las claves para realizar transferencias electrónicas de distintos pagos que realizaba la CFE.

En el Departamento de Tesorería y en el de Control de Transmisiones, Alejandro había dejado amigos; algunos seguían contando que a Alejandro le iba bien fuera de la CFE. Que ya era un empresario inmobiliario. Y también le decían lo que pasaba en la empresa, como el asunto del robo.

"Me voy de la CFE porque me saqué la Lotería", fue la frase de despedida que expresó Alejandro ante sus allegados en agosto del 2005. Desde entonces vestía bien y usaba buenos carros. Un BMW del año y una camioneta Murano, por ejemplo.

Alejandro había dicho que desde que tenía 25 años ya soñaba con dedicarse a la construcción y renta de inmuebles. Incluso, el 1 de julio de 1993 se dio de alta en el Registro Federal de Contribuyentes con la actividad de servicio de alquiler de terrenos y edificios no residenciales, pero nunca tuvo el capital suficiente para echar a andar el negocio.

Según los reportes de la Secretaría de Hacienda de 1993 al 2002, Morales registró ingresos acumulables por 2 millones 249 mil 714 pesos y obtuvo ingresos adicionales por sueldos y salarios de 2 millones 206 mil 411 pesos. O sea, un promedio total de 41 mil 260 pesos mensuales.

Salvador Cruz, uno de sus empleados en los negocios inmobiliarios, tenía de conocerlo una quincena de años. "Se dedicaba a los bienes raíces, construcción y renta de casas...Es conocido en Pachuca como un empresario brillante de buena reputación", decía Salvador.

Pero el 2006 parecía ser su año. Adquirió 47 inmuebles. De los cuales 24 quedaron a su nombre, 20 al de su esposa Dora Alicia Hernández García y 3 a nombre de su primo Crisógono Morales. Todos ubicados en los Fraccionamientos Valle de San Javier y Real del Valle, en Pachuca, donde ya hacía exitosos negocios.

En su nueva faceta de empresario, también pensó en expandir sus actividades comerciales y registró la Comercializadora Náhuatl, que dio de alta en Querétaro el 16 de marzo de 2006, con la actividad de "otros...

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