Schwarzenegger, un guerrero en la política

AutorHeriberto Yépez

¿Cómo llega una cultura a convertir a un actor de películas de acción policiaca o futurista en un probable ganador de las elecciones a gobernador de la quinta economía mundial? Ya lo dijo la terrible Kathy Acker: "California. Todo mundo ahí está en otro lugar". La candidatura de Arnold Schwarzenegger, por parte del Partido Republicano, muestra una vez más que después del 11 de septiembre todo puede pasar. El mundo a partir de ahora será filmográfico o no será.

Con alzas y bajas en las encuestas, la popularidad política del actor sugiere que en Estados Unidos se ha dejado de distinguir entre la realidad y la ficción. Convertido Big Brother en reality show, la imagen del Estado ha dejado de asustarnos. Washington y Hollywood son una misma Polis. La diferencia entre el cine adrenalínico y la democracia electoral ha desaparecido. Sin ninguna carrera como servidor público, Schwarzenegger ha probado que, dadas las circunstancias exactas de desrealización de la realidad, alguien puede pasar directamente del espectáculo al gobierno. Reagan fue apenas la primera etapa de esta transición. Los actores nos gobernarán. En el caso de Arnold, sus éxitos de taquilla fueron su campaña política. En el futuro, las presidencias se elegirán gracias a las películas.

La propaganda habitual transforma la política en espectáculo mediático. En el caso de Schwarzenegger -Cicciolina anabólica- la propaganda entra en un nueva fase, en su etapa de pruebas hacia la Neopropaganda: el espectáculo mediático mismo convertido en gobierno de masas. Democracia-TicketMaster (aliadas a Reality Wars). Aquí ya no se utilizan los medios para manipular a una población en relación a los actores del Estado, sino que los actores de los medios pasan a sustituir a éstos. Así el Estado no tiene que manipular directamente a la población, sino que manipula a las figuras públicas mediáticas que ya gozan de la aprobación de las masas. ¿Otros borgeanos precursores de Arnold? Clinton tocando el saxofón en los programas nocturnos de Estados Unidos para ganarse la simpatía del público. Bush (padre), ex presidente, apareciendo en Saturday Night Live parodiándose a sí mismo en la televisión, imitando su rol mediático durante su presidencia. Así se fue borrando la diferencia.

El actual Partido Republicano, sin embargo, ha ido más lejos. No tiene que convertir al tieso político en carismático bufón. No tiene más que tomar al preestablecido bufón y esperar que la votación-fan lo coloque en el trono...

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