Secretos de Alemania / Von Karajan

AutorGuadalupe Loaeza

Pocas cosas hay tan maravillosas como ver dirigir una obra musical a Herbert von Karajan (1908-1989), considerado el mejor director del siglo XX. Más que una batuta, parece que en sus manos tenía una varita mágica que daba vida a los instrumentos.

O bien, parecía sostener un pincel y dibujar los trazos más apasionados sobre el aire. Cuando este virtuosísimo músico dirigía, cerraba los ojos, se concentraba en los sonidos y movía las manos como si fuera modelando el aire. Afortunadamente, hay grabadas decenas de sus conciertos y pueden verse en Youtube. Cada vez que lo veo al frente de una orquesta, aprecio más lo que interpreta, siento que veo los sonidos y entiendo lo que quisieron decir Mozart o Beethoven. ¡Con razón, Von Karajan ha vendido más de 300 millones de discos! Llegó a tener una fortuna de 200 millones de libras. Sin embargo, como veremos, este director ha despertado los sentimientos más encontrados.

A pesar de tratarse de un músico nacido en Austria, lo hemos consideramos en nuestra lista de personalidades alemanas ya que dirigió durante 35 años la Orquesta Filarmónica de Berlín, de 1954 a 1989. Herbert nació en la misma ciudad que Mozart y, seguramente, desde niño sabía dónde quedaba el pequeño departamento en que nació el niño genio del siglo XVIII. Pero a diferencia de Mozart, que vivió modestamente en su niñez, Von Karajan descendía de una familia de industriales, así que tuvo todo tipo de privilegios. A los 21 años, era uno de los jóvenes más talentosos de Austria y dirigió su primer concierto.

¿Por qué un hombre tan sensible, a los pocos años, en 1933, se afilió al partido nazi? A los 25 años ya era uno de los favoritos de Hitler, por lo que recibió un gran apoyo para su carrera. A los 28, grabó su primer disco con la Deutsche Grammophon, la primera de 900 grabaciones. Entre sus talentos, estaba el de la perfección, trabajaba cuidadosamente con cada una de las secciones de la orquesta, elegía con dedicación las obras que interpretaría y daba conciertos inolvidables. Pero entre las cosas que no se le perdonan está el que no se renovaba, siempre interpretaba las mismas obras y no le gustaba la música del siglo XX, así que nunca apoyó a un joven compositor.

Dicen que a Mozart no lo dejaron entrar en una ocasión a su propio ensayo porque el guardia del teatro lo vio demasiado modesto y muy joven. A Von Karajan jamás le pasó nada parecido: era alto, distinguido, millonario, temperamental, elegante y fa-mo-sí-si-mo. No había...

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