El secuestro exprés también requiere ayuda

AutorMichell Schwulera

Quienes son víctimas de secuestro exprés pueden sufrir el llamado estrés postraumático. A pesar de ello, sólo una minoría pide ayuda psicoterapéutica, la cual se busca, en promedio, un año después del evento; en casos extremos, se solicita luego de cinco años, coinciden psicólogos.

En la mayoría de los casos, la atención no se solicita por motivación propia del afectado, sino por la sugerencia de familiares o amigos, quienes se sienten preocupados porque notan que sus seres queridos están afectados física y mentalmente.

Además de la negación a pedir dicho apoyo, las víctimas rara vez denuncian ante las autoridades este tipo de delito. "Por cada secuestro exprés que se denuncia, aproximadamente nueve más no se reportan", expone Armida Robles en el libro Duelo en Secuestro (Editorial Quimera).

Según Robles, el miedo irracional de que el agresor los busque nuevamente y a la desconfianza a las autoridades policiacas son dos de las principales razones por las que los afectados no solicitan ayuda psicológica oportuna ni denuncian la agresión.

Cuando las víctimas, además, fueron abusadas sexualmente, lo cual suele suceder cuando las afectadas son mujeres, éstas experimentan vergüenza, motivo que también influye para que no se traten ni denuncien.

"El secuestro, pero sobre todo el abuso sexual, es algo que a las mujeres les causa vergüenza y a veces culpa. Pocas veces reparamos en el hecho de cómo ayudar a la víctima a desnudar el miedo", señala la autora del libro en entrevista.

Deprimida y sin ayuda

El caso de Mariana (seudónimo), quien hace tres años sufrió un secuestro exprés en un taxi, es una situación ejemplar.

A los pocos minutos de haber abordado dicho vehículo, se subieron de improviso dos sujetos, quienes, con pistola en mano y mediante insultos, la obligaron a retirar el dinero de sus tarjetas bancarias; luego, uno de sus captores la golpeó y abusó sexualmente de ella.

"No supe cuánto tiempo pasó, pero sentí que fueron muchas horas las que estuve en ese taxi", cuenta la joven de 26 años. "Después de que me quitaron mis pertenencias y mi dinero, uno de los tipos que se quedó en el auto comenzó a golpearme y a manosearme, me desgarró la blusa y rompió mi pantalón; luego me fueron a aventar en un lote baldío en las afueras de la ciudad".

Con el paso del tiempo, Mariana intentó, por sus propios medios, reponerse; no obstante, le costó mucho volver a la normalidad, pues, de ser una joven extrovertida y saludable, repentinamente se convirtió...

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