Sergio Aguayo / El Mecanismo

AutorSergio Aguayo

Año récord: 11 periodistas asesinados.

Mientras se sofistica y propaga el acoso al periodismo independiente, las instituciones estatales se burocratizan y autolimitan.

La embajada de Suecia organizó la semana pasada una reunión con una muestra representativa de periodistas amenazados de todo el país. Explicaron, ante diplomáticos y funcionarios federales, la precariedad de su existencia y la cortedad de las políticas gubernamentales de protección.

En mi experiencia es más riesgoso opinar ahora que en el México de Gustavo Díaz Ordaz. Se multiplican, sofistican y diversifican las agresiones y el Estado crea instituciones con poca capacidad de respuesta; sin profundidad, profesionalismo y audacia. Tomo como ejemplo al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas (en adelante Mecanismo).

Es indudable que el Mecanismo mejoró en actitud y eficiencia durante la gestión de Sara Irene Herrerías. Progresó, pero le falta. Su nueva titular, Patricia Colchero, y el subsecretario Roberto Campa tienen la oportunidad de erradicar la modorra burocrática y reconocer que tras las amenazas hay patrones en constante renovación. Es el caso con la difamación por Internet, las demandas por daño moral y la parcialidad de los jueces que analizo tomando el caso de Carmen Aristegui y el mío.

En las redes sociales se difama, intimida y prepara el terreno para agresiones mayores. En octubre de 2015 critiqué al entonces gobernador Javier Duarte y es posible que él estuviera tras un texto virulento y difamatorio de Francisco Rodríguez quien me acusó de robarme "250 millones de pesos del presupuesto" del Archivo General de la Nación. Encontré evidencia de una agresión bien estructurada; la presenté al Mecanismo que evadió el asunto. Reconoció la "animadversión" pero no detectó "una intención de causar algún tipo de daño a [mi] vida, libertad y/o integridad". Fue una opinión carente de investigación. Tampoco lo han hecho con Carmen Aristegui, Denise Dresser y muchos más. Las redes, tan necesarias para la libertad de expresión, son instrumento de los enemigos de la libertad de expresión.

Humberto Moreira me tiene demandado por 10 millones de pesos y Aristegui carga el fardo de cuatro litigios. Las demandas por daño moral están siendo empleadas por políticos o empresarios que buscan castigar, desgastar e inhibir la crítica. Se benefician de que, por consigna o convicción, un sector importante del Poder Judicial aborrece...

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