Sergio Aguayo Quezada / En la encrucijada

AutorSergio Aguayo Quezada

Se le acaba el tiempo al Instituto Federal Electoral (IFE) para demostrar si, pese a su inexperiencia, es un árbitro confiable o si, por el contrario, es una institución estructuralmente débil, un bulto que lastra la democracia.

El Consejo General del IFE arrastra, como si de pecado original se tratara, la forma en que fue concebido. Los partidos políticos, enojados por la excesiva autonomía del Consejo que encabezara José Woldenberg, desecharon una renovación parcial y decidieron correr a los nueve; sin excepción alguna. El parto se complicó porque en la selección de los nuevos consejeros sólo participaron el PAN, el PRI y el Verde; la exclusión del PRD, enredado en sus propios barullos, explica la desconfianza que despierta el IFE en ese partido.

Las opiniones se dividen sobre la gestión del Consejo elegido a finales del 2003. Sus defensores citan los avances que han logrado en la fiscalización de los ingresos y egresos de los partidos lo que ha significado una mayor contención del escandaloso derroche. También enumeran los avances en la organización de las elecciones y la capacitación de quienes forman una estructura gigantesca. Sin negar los logros en ése y otros terrenos, ha ido creciendo la idea de que el actual Consejo General es una institución dividida, enclenque e incapaz de contener a las fuerzas antidemocráticas.

Algunos de sus críticos consideran que la timidez es intencionada porque ha favorecido a Felipe Calderón; después de conversar con conocedores e integrantes, pasados y actuales, de esa institución me inclino por una hipótesis alternativa: su mala imagen se debe a su inexperiencia y a su pésimo equipo de comunicación. En abono de esta tesis estaría que es la primera elección que organizan y que están enfrentado una situación hasta ahora inédita: la aparición de las campañas negativas desencadenadas por Acción Nacional, y el activismo de un Presidente decidido a respaldar a Calderón y frenar a López Obrador. En ambos casos la reacción del Consejo se ha caracterizado por los titubeos, las divisiones y las ingenuidades.

Me detengo en las campañas negativas porque está en juego algo más que una elección; en tolerarlas o contenerlas nos jugamos las reglas básicas de la convivencia democrática entre las que destaca el balance entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor. La serie de spots panistas que caracterizan a López Obrador como un "peligro para México" es una difamación que justifican con la...

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