Sergio Aguayo Quezada / Europa y el 2006

AutorSergio Aguayo Quezada

Ante la posibilidad de que las elecciones se manchen con irregularidades se está en busca de soluciones; como invitar a la Unión Europea para que despliegue por todo el país una observación internacional sin precedentes.

Hace 15 años tomó fuerza el movimiento ciudadano a favor de que se respetara el voto; su momento cumbre fue en 1994 cuando se creó Alianza Cívica, una coalición que realizó la primera observación integral de una elección presidencial. Esa etapa parecía relegada a los recuerdos de una época ya superada porque, a partir de entonces, las votaciones federales se fueron haciendo cada vez más confiables... hasta el 2006.

En febrero de este año una misión del Instituto Federal Electoral (IFE) encabezada por su presidente, Luis Carlos Ugalde, viajó a Bruselas donde invitó a la Unión Europea a observar los comicios mexicanos. La petición fue recibida con escepticismo porque, después de todo, México forma parte de la exclusiva Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (la OCDE sólo tiene 30 países miembros) y les resultaba inconcebible la solicitud. Pese a ello, accedieron a evaluar la propuesta y desde el 24 de abril recorre México una pequeña misión que de manera discreta se ha estado reuniendo con partidos políticos, gobierno federal, especialistas y organismos civiles -se irán el próximo 5 de mayo.

Los europeos encontraron un sorprendente consenso a favor de la observación internacional; aunque sus interlocutores tienen diferentes motivaciones, racionalidad y responsabilidad, comparten la preocupación por lo que pueda pasar. Enumero a continuación algunas realidades que justificarían una misión de ese tipo.

Entre los enigmas del próximo bimestre está el comportamiento de las grandes televisoras y en particular si favorecerán a los candidatos del PRI y el PAN; después de todo, ése fue el motivo por el cual dichos partidos aprobaron las leyes sobre medios y comunicaciones. Si la respuesta fuera positiva estaríamos ante una falta de objetividad que mancharía el proceso.

La elección también puede ensuciarse con la compra y coacción del voto que se realiza de dos formas. El comercio de votos supone que los candidatos y/o sus seguidores recorren el gigantesco tianguis de la pobreza para pedir el voto a cambio de regalos en especie o efectivo; para ello necesitarán mucho dinero en efectivo, y eso abre una ventana de oportunidad a los intereses privados a través de los cuales puede infiltrarse el crimen organizado.

La...

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