Sergio Aguayo Quezada / Porros yucatecos

AutorSergio Aguayo Quezada

El ayuntamiento priista de Mérida aprueba una obra vial; vecinos y organismos ciudadanos se inconforman y obstaculizan con un plantón la obra; golpeadores ligados al municipio los agreden.

El urbanismo salvaje. La especulación urbanística se hace cambiando el uso de suelo o construyendo obra pública cara e innecesaria; se detecta en que los trámites son inusualmente rápidos, en una opacidad superior al promedio y en que no se consulta a la ciudadanía afectada. La historia de un paso deprimido en Mérida es paradigmática.

El 4 de mayo se presenta en el Cabildo de Mérida la obra y ese mismo día se aprueba sin conocerse el proyecto completo. Cinco días después el director de Obras Públicas, Antonio Duarte Briceño, "dijo desconocer cuánto ha invertido el Ayuntamiento de Mérida en la realización del preproyecto que se licitar[ía] así como el monto base que saldr[ía] a licitación". El 1o. de julio se anuncia el nombre de la empresa ganadora que inicia la construcción tres días después sin difundir la manifestación de impacto ambiental o la licencia de construcción.

Los afectados e interesados no son consultados y surge la oposición. Entre otros se han expresado en contra el Movimiento Ciudadano por el Análisis y la Reflexión, el Frente Cívico Familiar, la Canaco, el Colegio Yucateco de Arquitectos y la Coparmex local. Las autoridades a veces atienden estas protestas, generalmente las ignoran y en las grandes ciudades es raro que las repriman. Mérida fue la excepción.

El porrismo posmoderno. Las comparaciones ayudan. El 10 de junio de 1971, en la Ciudad de México, pandilleros usaron varillas y armas de fuego para golpear y matar estudiantes; en Mérida sólo utilizaron guantazos, patadas, botellazos y vallas metálicas. Hace 40 años la agresión duró cinco horas; en esta ocasión 12. En ambos casos hubo pasividad policiaca que en Mérida fue justificada así por la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco: "asumo la responsabilidad de haber tomado la decisión de no meter a la policía porque estaban muy exacerbados los ánimos y cuando entra la policía a veces enardece más a los que están en este momento en conflicto" (noticiero de la Cadena Rasa conducido por Mauricio Espinoza y Wendy Aguayo, el 5 de julio). El despropósito es monumental porque la principal función del Estado es mantener el "monopolio legítimo de la violencia". El pasmo gubernamental permitió que hubiera numerosos golpeados, 18 de ellos, cuatro de gravedad, ya presentaron demanda penal.

Ni en...

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