Sergio Aguayo / Ruptura pactada

AutorSergio Aguayo

Para sustituir al viejo régimen, lo que realmente importa es lograr una ruptura pactada entre Estado y sociedad para alcanzar cambios dirigidos a reducir la inequidad, la violencia y la corrupción. Las condiciones actuales son propicias, gracias al fracaso del Grupo Atlacomulco y sus aliados y por las exigencias de cambio que brotan desde la sociedad.

Empiezo con la que probablemente sea la paradoja más grande de la temporada: se desprecia a los partidos y a los políticos profesionales, pero se pone la esperanza en personas que buscan la Presidencia con el respaldo de los impresentables que la propia ciudadanía desprecia. Es una contradicción bastante común que en México se funde con el mito sobre la omnipotencia del Presidente; es más fácil entregar la responsabilidad a una persona que desgastarse e involucrarse en asuntos públicos.

Más adelante revisaré a otros candidatos con el prisma de esta paradoja. En esta ocasión me centro en el puntero y quienes lo acompañan. Haciendo a un lado filias o fobias, Andrés Manuel Lopez Obrador se ha construido, con gran ayuda de la mafia del poder, una capacidad de maniobra impensable en este México del poder fragmentado. Uno de sus métodos ha sido armonizar la honestidad personal con la tolerancia hacia la mala fama de una parte de sus acompañantes.

De esa manera ha formado coaliciones en las cuales deambulan todas las especies de nuestras junglas políticas. Cuando gobernaba la capital, tenía a René Bejarano en una casilla y en otra a la incorruptible lideresa cívica, recientemente fallecida, Martha Pérez Bejarano. Durante su larga travesía por el desierto lo acompañaron leales de integridad probada (la mayoría de ellos, al menos). En el tercer asalto a una Presidencia cada vez más abollada, los guardianes del castillo puritano abren la puerta para recibir y atender a una turba de personajes con moralidad dudosa.

Si Andrés Manuel gana las elecciones, ¿cómo se repartirán los cargos? Ya conocemos al puñado que anunció para su gabinete; quedan miles de posiciones por llenar y desconocemos las deudas contraídas por López Obrador. Lo más probable es que veremos una repetición ampliada de lo que estamos viendo. Regreso a la pregunta inicial: ¿Podemos esperar, en el caso de AMLO y los suyos, una ruptura pactada con la sociedad o veremos cómo invade el escenario una nueva mafia del poder agazapada en la sombra del carismático líder?

En...

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