'Siempre he sido muy obsesivo'

AutorSilvia Isabel Gámez

"Debería dejar de fumar", dice Vicente Leñero, sentado muy cerquita de la cajetilla de cigarros. Lo ha logrado por periodos, durante tres, siete años, pero luego vuelve a caer. En su actitud hay algo de rebeldía. "Lo incita a uno la persecución a los fumadores, que es brutal. Y todo lo que sea represión me molesta mucho".

Leñero cumple mañana 80 años. La pérdida de dos amigos, el escritor José María Pérez Gay y el actor Enrique Lizalde, le pegó duro estos días, pero la muerte no es un tema que ocupe su pensamiento.

"No le tengo mucho miedo a la muerte. Además, como soy creyente, pienso que es una puerta de entrada a otro modo de realidad. A lo que tengo miedo es al dolor, al sufrimiento".

En su estudio conserva la vieja Remington donde tecleó en 1958 La polvareda, el cuento que dio título a su primer libro. Asesinato es considerada su obra maestra, pero Leñero prefiere La vida que se va, la más sencilla de sus novelas. "Así es como hubiera querido escribir", afirma, "la mitad de las cosas que he hecho".

Trabajó en Asesinato, una novela sin ficción sobre el doble crimen del político Gilberto Flores Muñoz y su esposa Asunción Izquierdo, de octubre de 1982 a agosto de 1984. Ahora piensa en sus más de 450 páginas y cree que podría haberla reducido.

"Yo creo que es la novela más larga que he escrito. Si la hubiera comprimido un poco y hubiera ido al grano... Investigué mucho y lo puse todo. Uno resume, pero aquí está todo", dice. Se arrepiente también de no haber contado el golpe a Excélsior como un relato periodístico. "De pronto, Los periodistas era demasiado literario, cambiaba el punto de vista, en fin, di mil maromas con esa novela".

Su mente de ingeniero se empeñó en dotar de complejidad estructural a su obra literaria, y su fe católica lo ha hecho no juzgar a sus personajes. De ahí su "vieja manía" de no resolver las historias, desde Los albañiles hasta Asesinato. "No sabemos nunca realmente la verdad".

Recuerda cómo Random House le hizo "tiritas" de papel su libro Periodismo de emergencia, que ahora rescatará Conaculta en su colección de Periodismo Cultural, y lamenta la rapidez con que los títulos se esfuman de las mesas de novedades. Quizá, dice, El evangelio de Lucas Gavilán haya sido su libro más vendido.

"Pero es un drama. Cuando quiero regalar un libro mío, voy a comprarlo y no lo encuentro. Se mueren los libros, desaparecen".

Dice que es despistado. Y como prueba ahí están cuatro pares de lentes para vista cansada. "Los pierdo a...

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