Signa época obra de Gabriel Orozco

AutorOscar Cid de León

Primero firmó su obra y después la presentó. Eran 19:30 horas y Gabriel Orozco tenía ante si una fila con decenas de personas que portaban su libro, una retrospectiva de su labor, editado por Conaculta.

Un volumen que, de alguna forma, narra su historia como artista, sobre todo a raíz de un tour de exposiciones, retrospectiva que lo llevó al MoMA, de Nueva York; el Pompidou, de París; el Kunstmuseum, de Basilea, y la Tate Modern, de Londres.

"Es una bitácora, es un diario, es un libro que intenta aproximarse a la historia cronológica de un artista", señaló el propio Orozco al presentarlo ayer en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes .

En él asoma el artista que conforme camina va modificando el paisaje. Y es que de eso versa su obra, o al menos en una de sus vertientes.

Pero Orozco se quedaría corto al definirlo, pues para los presentadores, el libro, titulado simplemente Gabriel Orozco, era mucho más que eso.

Para la crítica de arte María Minera, sus páginas daban al lector la posibilidad de adentrarse "al mejor arte de nuestro tiempo", mientras que para Juan Villoro, escritor, era un riguroso mapa de navegación de una explorador que un día había partido sin rumbo fijo y que ahora regresaba, partiendo el aire, como un boomerang.

Por su parte, Sergio González Rodríguez, periodista y narrador quien ha catalogado este libro como el mejor del 2012, dijo que el volumen se detenía en una obra que, en su riqueza y complejidad, signaba sencillamente una época. Algo parecido a lo dicho aquella tarde de hace cerca de 7 años en que Pablo Soler Frost, en el marco de una retrospectiva que Orozco

exhibía en Bellas Artes, aseguró que el artista era el verdadero heredero de los tres grandes muralistas.

María Minera evocó aquel momento, y volvió a preguntárselo: "¿Es Gabriel Orozco heredero de los tres grandes?"

Si hubiera que encontrarle una genealogía al artista, ella se inclinaría por la figura de Manuel Álvarez Bravo, quien, como Orozco, tuvo una debilidad por las cosa pequeñas sobre las que, según señaló, deja caer la luz de la anomalía, como decía Breton. En Orozco, por ejemplo, una naranja deja de ser naranja para convertirse en forma.

"Los objetos y fotografías de Orozco piden pasar desapercibidos", recordó la crítica: "Este rasgo que comparten muchas de sus obras, que son a veces tan discretas que parecen no estar ahí, es no sólo parte de su encanto, sino el centro de las investigaciones de este artista, inspiradas en un claro deseo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR