Jesús Silva-Herzog Márquez / Pleitesía al mito

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

El presidente cubano, Raúl Castro, se pronunció recientemente por la tolerancia ideológica. En el mundo hay diferencias y hay que aprender a aceptarlas. Que haya discrepancias políticas no significa que sea imposible la colaboración o el entendimiento. En la diversidad bajo la ley, dijo, puede fincarse la unidad. No le hablaba, por supuesto, a los cubanos. Para la dictadura cubana la discrepancia sigue siendo un acto de traición, la crítica un delito. Le hablaba a los presidentes latinoamericanos que llegaban a la reunión de la CELAC. El pluralismo puede ser un principio sensato de la vida internacional pero, en la Isla, sigue siendo la bandera de los conspiradores.

Yoani Sánchez, la admirable cronista de la Cuba cotidiana, describió el montaje que el régimen preparó para la llegada de los dirigentes latinoamericanos. "Las calles por donde transitarán las caravanas presidenciales serán retocadas, el asfalto repuesto, los huecos tapados y la pobreza escondida. La verdadera Habana se disimulará bajo otra urbe de atrezo, como si a la mugre -acumulada por décadas- se le colocara encima un vistoso y efímero tapiz". Pero no es solamente la escenografía del ocultamiento lo que contempla la bloguera: son los trámites de una dictadura al lidiar con el riesgo. La comunicación es bloqueada, la vigilancia del Estado policiaco se expande. Sigue Yoani: "Las llamadas se pierden en la nada, los mensajes de texto no alcanzan su destino, los nerviosos sonidos de ocupado responden al intentar comunicar con un activista. Llega entonces la segunda fase, la física. En las esquinas de ciertas calles proliferan supuestas parejas que no se hablan, hombres de camisas a cuadros que tocan nerviosamente el audífono disimulado en su oreja, vecinos que se ponen de guardia frente a las puertas de esos a los que ayer mismo le pidieron un poco de sal. Toda la sociedad se llena de susurros, ojos atentos y miedo, una gran dosis de miedo".

La bloguera que denuncia con severísima serenidad al régimen cubano sigue su descripción del operativo que acompaña la fiesta diplomática. "La última fase lleva detenciones, amenazas y arrestos domiciliarios. Mientras, en la televisión oficial los locutores sonríen, comentan las conferencias de prensa y trasladan sus cámaras hasta las escalerillas de decenas de aviones. Hay alfombras rojas, pisos pulidos, helechos arborescentes en el Palacio de la...

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