Jesús Silva-Herzog Márquez / Frenesí discursivo

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Un frenesí discursivo ha atrapado al Presidente. Al parecer, tiene muchas cosas que decir que nunca se había atrevido a contarnos. Siente que el tiempo se le escapa y aprovecha cada oportunidad para sincerarse. Se ha convencido de que debe romper sus ataduras y hablar con todo el énfasis del volumen y el arrojo. Ya no se le puede escuchar tranquilamente, oyendo a un hombre que defiende sus posiciones. Escucharlo es ser asaltado por una serie de atrevimientos que sorprenden. ¿Es cierto que acaba de decir eso el Presidente? ¿No fue una parodia eso que acabo de escuchar? ¿Se pudo haber atrevido a soltar esa frase? Sí: en sus discursos recientes aparece un político desconocido, un político que, al parecer, se había ocultado durante muchos años. Felipe Calderón fue un político sensato. No era un estridente: hablaba con cuidado y conectaba con el sentido común. Se esforzaba por contrastar con su antecesor y medía sus palabras. Ya no. Calderón es hoy un orador destartalado, tan vehemente como impulsivo. Esta semana nos ha regalado dos discursos extraordinarios -y alarmantes.

El primero que me gustaría comentar fue con motivo de una gran idea del gobierno federal. Inventar un día para honrar al policía. Confieso que me parecen absurdas esas jornadas de celebración que atiborran el calendario. Día de la enfermera, el contador, el abogado, la abuela, el cartero, el compadre, el petrolero, el plomero. No dudaría que a México corresponda el honor de tener más días dedicados a algo o a alguien. Como tenemos pocas fiestas y como el Presidente pierde poco tiempo felicitando a todo mundo por su día, se le ocurrió dedicarle el 2 de junio a los policías. Reconozco que hay mucho que hacer para dignificar una labor necesaria y mal acreditada. Supongo que al gobierno le corresponde intentar mejorar su imagen pública. Bien: los policías tienen ya su día oficial. Al Presidente, por supuesto, correspondió pronunciar el discurso central. ¿Alguien lo oyó? Es un discurso verdaderamente inverosímil -y preocupante. Todos aceptarán que en un discurso de cumpleaños corresponde elogiar al de la fiesta: subrayar sus méritos y recordar alguna anécdota que lo enaltezca. Pero decir que el compadre es el verdadero padre de la patria nos hace dudar de la salud mental del orador. ¿Qué tal un Presidente que describe la actividad policiaca como "sublime"? Sublime. Sí, sublime. No que sea una profesión digna, valiosa, honorable, fundamental para la vida de una sociedad. Lo que dice...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR