Un singular pescador

AutorRick Reilly

SPORTS ILLUSTRATED Tom Hoynes podría ser el único pescador en el mundo que deposita su pesca en una caja de seguridad. Eso es porque Hoynes, en su lancha de tres metros, atrapa jonrones.

De hecho, Hoynes, de 51 años de edad, tiene en su poder cuatro de los seis jonrones acuáticos que han caído hasta la Caleta McCovey, detrás de Pac Bell Park, el nuevo estadio de los Gigantes de San Francisco.

También tiene la primera bola jamás bateada fuera del estadio. Ha atrapado cerca de 200 "bombas de bahía" de las prácticas de bateo, las cuales ha lanzado a los chicos en el muelle. Las pelotas de los juegos las guarda en bolsas de plástico y las lleva al banco. Tiene que hacerlo. Le han ofrecido 10 mil dólares por la primera, aunque fue conectada durante un juego de exhibición.

"Voy a hacer esto un año", dice Hoynes, quien me permitió acompañarlo a pescar "cuero de caballo" durante un juego reciente entre los Gigantes y los Astros de Houston. "Luego me voy a jubilar. Este trabajo es demasiado demandante para el cuerpo".

No tienen ni idea. Primero Hoynes, en una lancha inflable Zodiac con un motor fuera de borda, tiene que abrirse camino a través de las olas de la Bahía de San Francisco entre su hogar en Alameda y el estadio de beisbol, un recorrido que le toma 30 minutos.

Una vez que llega a la Caleta McCovey tiene que luchar contra los kayaks, veleros, barcos turísticos, lanchas de potencia, nadadores y perros portugueses de agua, mientras que chicas en el muelle le exhiben sus senos y muchachos insolentes en las gradas le avientan bolas de jonrones falsas tratando de hacerlo lucir como un tonto. Todo en el nombre de souvenirs.

En ocasiones hay hasta 20 botes allí, sin incluir los cruceros "alcohólicos", los barcos para fiestas de solteros y el tipo que llegó remando sobre una estructura de madera amarrada a dos tablas de surf. Ninguno de los demás marineros está tan preparado como nuestro intrépido Homero de los Mares.

Esta noche, por ejemplo, la lancha de los toletazos está cargada con dos remos, dos grandes luces de bengala, dos chalecos salvavidas, dos burritos, dos botellas de agua, un radio intercomunicador, un radio de transistores y un reporte de estadísticas que le informa qué pítcher tiende a lanzar demasiadas bolas que pudieran traducirse en un jonrón a bateadores zurdos, quienes pudieran conectarlas hasta la "Avenida de las Olas". Comparados con Hoynes, esos otros halcones buscapelotas son niños jugando en una bañera.

"Vemos a estos...

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